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Nota
Persona sensiblemente localista, proyectaba fuertes lazos afectivos hacia los lugares donde se establecía. Su vida discurrió entre dos localidades distantes apenas diez kilómetros: Mieres y Olloniego. Las ocasionales estancias cortas fuera de Asturias suscitaban una añoranza poderosa. Otro testimonio de esta ligazón estrecha con el locus lo constituye Olloniego, localidad donde residió algo más de veinticinco años, casi un tercio de su vida y donde echaría raíces emotivas profundas, hasta considerarlo su lugar, si no de nacimiento, de adopción. En Olloniego discurrieron episodios biográficos que calificaba de muy dichosos: la juventud, el último tramo de la vida compartida con su padre -una figura de relevante referencia para “Benxa”-, el primer empleo, el matrimonio con Emilia Quintana y el nacimiento de sus cuatro hijos mayores. También allí despertó su vocación por el Arte y la Literatura, los primeros trabajos vocacionales y la copiosa producción continuada posterior, en la que Olloniego como tema se prodiga hasta convertirse en una serie monográfica interdisciplinar (artículos, dibujos, composiciones literarias o una mixtura de todos ellos). Los mismos vecinos de Olloniego, en reciprocidad, le homenajearían en vida el día de la fiesta local de Armatilla, en el año 1982. La obra “Mi Olloniego”, fechada en 1952, constituye una pieza privada, no concebida para editar ni exponer. En esa doble naturaleza de dibujo y texto en vecindad, una constante que caracterizará al autor, despliega el universo afectivo íntimo libremente, al tiempo que informa de facetas creativas pendientes de conocer. Por su parte el texto abre el apartado de poesía, aquí en castellano, y apegada todavía a las reminiscencias de la rima tradicional. Menos lírico pero más genuino a su atracción por lo popular y costumbrista (lecturas, seguimiento de la pintura asturiana tardo-decimonónica o su propias aficiones), se muestra el dibujo, tupido de iconos localistas o típicos, que gustaba de insertar en reproducciones de motivo histórico, por una necesidad expresa de “infundir vida” al asunto principal, serio, inerte. De nuevo reaparece ese alma de ilustrador enfundado en una figuración propia de su gusto y tiempo, un tanto viñetista. Y de telón de fondo de todo ello el conjunto monumental de Olloniego (palacio y la puente vieya), mitificado aquí, en privado, y públicamente objeto de tantas convocatorias en pro de su conservación y valor. Hasta precisar que el primer “Benxa” voluntario defensor del Patrimonio, se circunscribe a este par de obras de Olloniego y otras de sus inmediaciones. Serán posteriormente los Laminariums los que amplíen sus servicios al Patrimonio a un espacio más dilatado de Asturias.
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