Entrada 48. Publicada 24-2-2017
1.4 El trabajo (y 2)
Desde muy joven
Benxa debió sentar y personalizar las bases
de su pensamiento religioso, e igualmente los principios filosóficos que
modelaron su estructura pensamental y su personalidad de forma definitiva. Ambos
se asientan sobre el sustrato familiar, incluyendo determinadas escuelas filosóficas
que pueden rastrearse a través de las citas de Benxa sobre ciertos principios y
conductas de su padre Manuel. Se trata de ascendentes procedentes de la
filosofía de la Grecia antigua y Helenismo, fácilmente confirmados en el caso
de su progenitor a partir de otras pruebas de su atracción por la cultura de
la Antigüedad arcaica y clásica (nombres bíblicos o romanos con los que bautizó
a algunos de sus hijos, viaje a Roma, capital eclesiástica y monumental). Por estos y otros
indicios cabe suponer un padre conocedor y seguidor de algunos principios del
estoicismo, especialmente los vinculados a la ética, la virtud y la razón, ésta
inherente a su profesión de técnico: vivir de acuerdo con la Naturaleza y la
Razón, la sistematización del conocimiento y la lógica, entre otras reflexiones, que hicieron de las tesis estoicas una doctrina
de proyección futura, luego retomada por Descartes, Kant y Hegel).
En cambio Benxa,
desde estos puntos de partida afines, se emancipará tempranamente y sin
conflicto inter-generacional del perfil entusiasta de su padre, especialmente en
lo referente a las innovaciones del progreso como incuestionables artífices de
la mejora de las condiciones de la vida humana. Léase la técnica, la industria, el
comercio, la sociedad urbana; categorías de continuo cuestionadas interiormente,
contradichas en su trayectoria vital y reflejadas en su obra, tanto en las
letras (colaboraciones en prensa) como en el formato y técnicas empleados en las
compilaciones de antigüedades y curiosidades populares. El joven Benjamín participó igualmente de algunos postulados estoicos (fuente, artículos, expresiones verbales y vida), como el vivir de acuerdo con la razón y el deber, y ambos identificados con la virtud, la exaltación de ésta, el autodominio ante la pasión y los placeres si la perturban. Pero acabará reafirmándose en la filosofía de los cínicos (Grecia, siglos V y IV a. E.), una escisión
de los discípulos socráticos, a su vez erigida en antepasados directos de los
estoicos. Sin relación alguna con el significado de cínico como adjetivo, esta
escuela niega la utilidad de la ciencia, se opone a las convenciones sociales e
identifica la virtud con el desprecio por las riquezas y los honores. Pero será
Diógenes de Sínope el cínico que más hondo y permanentemente incidió en la
personalidad de Benxa y consiguientemente en su obra total. Virtud, soberano
valor; riqueza falso bien, despreciable; pobreza personal (por única prenda un manto, por vivienda un tonel); acompañado de una linterna responde a quién le
pregunta qué busca: “–Busco un hombre.” Antes de 1945 ya recrea Benxa la figura
de Diógenes disfrazando y fotografiando a uno de sus hijos como tal, lámpara en
mano y tonel de fondo (Entrada "Creaciones familiares", 27.11.2016).
Finalmente resta citar la
cuarta componente que incide en su obra y la hace más comprensible. La crítica
social. Como “sociológicos” clasifica Benxa un buen número de colaboraciones de
variado asunto, aunque aquí coincidan, aleatoriamente, con la temática del
trabajo. Mentalidad pre-contemporánea o pre-industrial, o
contemporánea pero selectivamente decimonónica y ceñida a la sociedad rural,
específicamente al campo-campesino, no al mecanizado. En cualquier caso ajena a
su siglo, el XX. Consiguientemente, ni por la Historia Contemporánea ni por la
Economía ni la Política de su siglo se interesó. Al contrario que por las
creaciones literarias, al menos las del primer tercio de siglo, y la Historia y
el Arte, desde la Prehistoria a la Edad Moderna e Ilustración y Jovellanos como
punto final. La irrupción de la sociedad burguesa-industrial se convirtió,
contrariamente al sentir de sus antepasados implicados en el nacimiento de la
minería local, en una sociedad equivocada y hostil. Actitud romántica tardía en cuanto evasión hacia tiempo y espacio pretéritos, no presentes ni vivos.
Pero también ámbitos amenazados de extinción y como tales objeto enérgico de
una atención y registro inmediato, lo que contrarresta la nostalgia blanda e
inactiva de cierto idealismo escapista. Manos a la obra, compromiso, medidas
inmediatas aunque individuales. Esto cuando halló el filón de los Laminariums. Antes, en los escritos de
crítica social, intentó exponer una óptica alternativa o de contraste, presta a
la reflexión más profunda y menos unilateral sobre lo que “lo moderno” entraña
realmente como progreso respecto a los principios despreciados con demasiada ligereza sobre “lo antiguo”. Su defensa de la sociedad
tradicional rural, frente a la creciente expansión urbana, de la autenticidad y
austeridad de la cultura popular opuesta al materialista afán de enriquecimiento
de ascendencia burguesa, o los efectos destructivos de la industrialización constituyeron un contrapunto para la reflexión aportado por un testigo directo
de los cambios de esa etapa concreta que incluye los tres primeros ciclos de la industrialización ya histórica (revolución, consolidación y invasión). Podría entendérselo en cierto modo como anticipador a posiciones similares, pero dictadas
por generaciones más jóvenes vinculadas a episodios tecnológicos más recientes, teóricos desprovistos de la base empírica en el primer siglo abundante de la mecanización, carentes del
protagonista directo y del trasfondo
sentimental que se refleja en la sección periodística de la obra global
de Benxa.
Los cuatro
aspectos apuntados como materiales de apoyo para la aproximación –título del blog- al Benxa articulista se expresan con una
seriedad y estilo rotundamente ajenos a sus maneras de articulista.
Leyéndolo asoma un ensayista de prensa ante todo humorista, jocoso, original, imaginativo,
chisporroteante y también audaz, atrevido, travieso y de carácter fuerte,
seguro y resuelto. Pero este cuadro expresivo, a su vez, contrasta de nuevo con
su persona y personalidad al trato cercano (columna Sueltos, "Imágenes de Benxa..."), de por sí
restrictiva como corresponde a un hombre muy activo, entusiasmado con sus aficiones,
eminentemente familiar y selectivo para con las amistades. La primera
sección de artículos sobre el trabajo pone de manifiesto esa fuerza en la
escritura, en tanto que en esta última, menos enérgica, afloran recursos literarios muy de su gusto, como la opinión inversa a la real, el absurdo, lo
imposible o utopía, la exageración, hipérbole o fantasía entre otras.
[Véase también entrada "Muestra. Inicio" (18.2.2017)]
Jugando a inventar días festivos
no logra el autor hacerse pasar por un vago. Se trata de activar una de las
figuras literarias más socorridas, la inversión del discurso, invitando a la
vez a degustar el placer de la fantasía como compensador de las cortapisas a la
felicidad que impone la sociedad humana. Publicado en Comarca,
sin fechar.
Con cincuenta y
pico años y unas inquietudes humanistas –“artísticas” a su decir- poderosas
comienza a saborear las mieles de la jubilación, estado al que dedicará varias
colaboraciones pero que aun se retrasará un cuarto de siglo más. Publicado en Comarca, sin fechar.
En otro artículo
no publicado en este blog muestra profunda ternura y reclama compensación moral
y material para con un grupo de
jubilados cuyo banco de reunión diaria, autoconstruido y orientado al sol, es
destruido durante las obras del trazado una carretera. En estos de ahora su
elogio de la jubilación temprana –medida barajada discontinúa y desigualmente
en la Europa de la segunda mitad del XX- es general y no discriminatorio para el uso
que se haga de ella: sentarse o descansar sin más y merecidamente, o satisfacer
inquietudes culturales quién cuente con ellas. Publicado en Región, 30 agosto 1964 (no consta número de página).
Aquí y en los
anteriores artículos deja volar la imaginación con su vida de jubilado, en
cualquier caso siempre activa, como de hecho fue, a pesar de su corta duración
en proporción a los años de vida desenvuelta a dos tajos: el trabajo
propiamente dicho y la afición sostenida, nunca interrumpida. Ésta otra
dimensión laboral bien distinta, y de la suma de ambas la explicación al
cultivo con profusión de la temática del trabajo. Ahora encuadrada en su obra
articulista de fondo, pero también en otra clase de trabajos, como el libro La mina abandonada, del que se extraen
algunos capítulos publicados a modo de artículos de naturaleza histórica y
costumbrista para su publicación en la siguiente entrada. Publicado en Comarca, sin fechar.