Entrada 99. Publicada 14-1-2018
4.5 Manuel Álvarez Álvarez (cont. 18)
(Antepasados técnicos industriales de Benxa)
Años 1890.
Integrante del equipo redactor del ensanche de la villa dirigido por
el ingeniero Eugenio Ribera en 1900
Benxa en reseña
biográfica [Entrada 28-12-2017] atribuye a su padre la participación
en el trazado del nuevo callejero del ensanche. Verbalmente se le
escuchó en varias ocasiones que su padre había
hecho/dibujado el plano del futuro
crecimiento de Mieres. El argumento se presta a confusión, más
entre ajenos la historia de los ensanches decimonónicos. De ahí que
uno de quienes sufrieron el malentendido contribuya aclararlo, pues
más que un error a favor de un falso protagonismo, debió de
tratarse de una falta de precisión entorno a dos conceptos
diferentes: Proyecto
como producto del autor o artífice y plasmación de su idea; y
planos,
levantados por el dibujante a sus órdenes. Proyecto no se identifica
con plano; éste integra tan sólo una parte de aquél. El proyecto
constituye una obra de autor en sí (en este caso el ingeniero
Eugenio Ribera) y lo integran varios documentos: la memoria
(escrita), donde el autor expresa los exigencias y motivaciones del
encargo, el programa de necesidades previsto, los principales
problemas y la respuesta que considera mas acertadas para todo ello.
Condiciones técnicas, presupuestos y serie de planos completan este
género de documentos. En ellos las planimetrías traducen a formas
dibujadas la idea y propósitos (realidades mentales) del autor, al
tiempo que sirven de puente entre éste y los técnicos y operarios
que, conocedores del lenguaje gráfico estándar utilizado, traducen
las formas sobre papel a obra de fábrica. Pues bien, en este eslabón
intermedio, el de los dibujantes o delineantes, se insertaría la
intervención del capataz Álvarez en el proyecto de ensanche de
Mieres de 1900.
Hasta aquí dos
conclusiones. El proyecto de crecimiento de Mieres presentado al
Ayuntamiento en 1900 resultó de entera responsabilidad del ingeniero
Ribera, a efectos de todo comentario y valoración, en la que aquí,
por consiguiente, no procede abundar. Incluso los planos de la
población preexistente y del espacio de ampliación futuro fechados
en 1900 figurarían firmados por él mismo y no por el dibujante.
Figurarían, expresado
en tiempo verbal potencial, pues entre las publicaciones consultadas
sobre dicho documento no encontramos ningún plano que se corresponda
con el proyecto ahora tratado. Sí aparece muy reproducido el plano
previo de 1895 –que atribuimos al capataz Álvarez [Entrada
5-1-2018]- y otro más reciente de la población de Mieres ya
ensachada y parcialmente ocupada. Pero no figura una fecha única o
ni siquiera aparece datado en las publicaciones que lo incorporan a
título de ilustración. Pensamos más ajustado su levantamiento en
1920 [Pistono/Burgos], o en la segunda mitad de los años veinte
[Pérez], pues el que copia Benxa [Rfa. abajo, pág. 28] con fecha de
1915 parece hacerlo a partir de otro plano posterior, en función de
la superior ocupación de edificios y el mayor área de suelo urbano
ya planificado.
En cualquier caso
no indagamos más sobre los planos clave del ensanche de 1900, que
no figuran en las publicaciones básicas revisadas sobre el tema. Los
más recientes de la población de Mieres ya ensanchada y vuelta a
ampliar por los años mil novecientos veinte, lo mismo que aquél y
el ya presentado de 1895 se deben en buena parte a la mano del
capataz Álvarez al que encontramos haciendo funciones similares a
las de cartógrafo de hecho para el Ayuntamiento de Mieres, tal y
cono se verá en las entradas correspondientes por publicar.
Cartógrafo de la población de Mieres y de todo el término
municipal, y siempre perseverando en el desdoblamiento en dos
registros de su dedicación: el encargo profesional remunerado y el
trabajo libre de autor impulsado por la afición y el gusto por las
materias implicadas.
Relativo al
ingeniero Ribera y a Manuel Álvarez sobre los encargos encomendados
por parte del Ayuntamiento de Mieres, procede valorarlos como muy
modestos. En el capítulo concerniente a los trabajos de higiene y
saneamiento de núcleos preexistentes (traídas de aguas, fuentes,
lavaderos, etc.), la figura del ingeniero Ribera, llamado a
convertirse en un autor de vanguardia en la ingeniería de los
puentes de hormigón armado, aparece disminuida por esta clase de
encargos menores. Pero en otro orden de cosas, ambos técnicos y los
proyectos concretos de carreteras rurales a cargo de Manuel informan
de la dimensión más social y popular de sus intervenciones
impulsadas por la ley de 1895 sobre reforma interior, desde el
momento que beneficiaban a las clases más desatendidas –antes
campesinos, ahora también trabajadores industriales llegados de
afuera- en sus necesidades primarias (vivienda, higiene,
comunicaciones).
En cambio el
proyecto de ensanche a que obligaba la misma medida de 1895 el equipo
de Ribera atiende los intereses de la burguesía; estamento y sus
divisiones internas que en Mieres manifiestan una situación
particular, consiguiente a su condición de reducida población
industrial desprovista del rango de capital de provincia. De una
parte la alta burguesía y la gran empresa, titular del grueso del
suelo urbanizable (Conde de Revillagigedo, Marqués de Camposagrado,
Fábrica de Mieres) [Pérez], por el hecho de residir fuera, y de
otra una clase media de escasos efectivos y sí residente
(profesionales, pequeños propietarios, comerciantes, artesanos).
Tras el pionero y progresista ensanche de Barcelona (1860
aprobación), el resto de la legislación sobre estas operaciones
urbanísticas priorizó la generación de plusvalías del suelo a
urbanizar, convirtiéndose, junto con la construcción inmobiliaria,
en un nuevo sector de inversiones y especulación, generador de
sustanciosos beneficios. De modo que al estamento mesocrático
inferior, también beneficiado por la creación de ensanches, le
correspondía en Mieres el privilegio de residir en estas zonas de
nueva planta, saneadas, dotadas de infraestructuras modernas
equiparables a las nuevas tipologías y estilos del caserío. No
obstante, este absentismo de Mieres de las élites burguesas y el
restringido cuerpo de la clase media instalada en las mejores zonas
del pre-ensanche,
que ya figuran en el plano de 1895 [Entrada 5-1-2018], explican la
lenta ocupación del plano trazado en 1900 y la calificación del
ensanche de Mieres como un ejemplar u operación incompleta si se lo
compara con el correspondiente a una de las grandes capitales,
entiéndase Barcelona, Bilbao, etcétera. Y ello precisamente por esa
ausencia del vértice social en la pirámide de residentes y
usuarios.
Referencias
.
Álvarez “Benxa”, B., Una comarca a punta de lápiz.
Laminarium de Mieres y Lena. Oviedo, 1975.
.
Pérez González, R., “Mieres”, cap. II, Geografía de
Asturias, vol. 2, págs. 75-133. Avilés, 1982.
.
Pistono Favero, J./Burgos Fernández, E., “Influencia del
ferrocarril en el ordenamiento urbano.
Asturias: Mieres y los ferrocarriles mineros”, Historia Ferroviaria. Gijón, 2003. (PDF).
Asturias: Mieres y los ferrocarriles mineros”, Historia Ferroviaria. Gijón, 2003. (PDF).
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