Entrada 98. Publicada 5-1-2018
4.5 Manuel Álvarez Álvarez (cont. 17)
(Antepasados técnicos industriales de Benxa)
Años 1890. Ayudante de obras públicas en el Ayuntamiento de
Mieres y colaboración en el Plan de Ensanche de 1900 a cargo del Ingeniero
Eugenio Ribera
Hacia 1892
cuando el ingeniero Ribera -jefe de Manuel Álvarez- se incorporó al
Ayuntamiento de Mieres más que un proyecto de ensanche resultaba perentorio el saneamiento y la reforma
interior. La ley de 1895 daba título con esos tres términos a dos clases de
operaciones: la intervención urgente en el tejido preexistente y la
planificación de un área de nueva planta prevista para la expansión de la
población. Por entonces Mieres daba
nombre a un concejo bien definido, pero no así su capital.
En lugar de
un pueblo-calle tipo conformaba una alineación de aldeas rurales asentadas a
los bordes de la carretera Adanero-Gijón, arrimadas a las laderas del este para
restar la menor superficie posible a la extensa vega fluvial del río Caudal, su
principal recurso de vida antes de la industrialización, pero también para
evitar sus avenidas, incontroladas durante los casi tres cuartos de siglo
posteriores. A estas aldeas de La Villa (extremo sur), Requejo y Oñón (límite
norte), se había sumado un tercer foco igualmente carretero, Sobrelavega, de
potencial carácter urbano al edificarse en él la Casa Consistorial en la década
de 1860. Se hallaba situado este lugar levantado de nueva planta muy próximo al
último enclave poblado por citar, La Pasera, dotada ya para entonces de usos y
fisonomía propios de las cabeceras de municipios preindustriales: templo
parroquial, posada, escuela municipal, otras dos de pago, algunos comercios y
talleres de artesanos, junto con las viviendas contenidos en un caserío austero
pero de buenas proporciones y factura. Sobrelavega y La Pasera ocupaban el
segmento intermedio de la población longitudinal o en cordón de nudos (nudos los distintos núcleos) que era por
entonces Mieres. Ambas se distanciaban del carácter rural de origen impreso en
las demás, orientándose, ya de hecho La Pasera en sus dos aceras y todavía en
ciernes Sobrelavega, a ambos costados de la Casa-Ayuntamiento [Pistono/Burgos],
como barrios residenciales mesocráticos dotados de un pequeño comercio; en
cierto modo un anticipo del ensanche de la villa (1900) todavía pendiente de
proyectar .
En número y
en ocupación la población en estos reducidos núcleos bajos de la vega de Mieres
y los que escalonaban las laderas sobre los puntos industriales neurálgicos [Álvarez
Álvarez] ya dejaban constancia del
fenómeno demográfico propio de los enclaves del maquinismo histórico. La inmigración
intensa hacia territorios donde la subsistencia podía sustituirse por un
trabajo asalariado, sumado a la ausencia de medidas de alojamiento que dieran
respuesta a tal densidad de nuevo vecindario, acabó resolviéndose de forma espontánea,
improvisada al tiempo que insostenible. Los propios nativos procuraban a los
forasteros cuartos, viviendas y otros anejos agropecuarios subdivididos, o
realquilaban habitaciones en función de las horas libres de los diferentes
turnos de trabajo. La degradación física e higiénica que ponía en peligro la
salubridad pública desembocó en las medidas contenidas en la Ley de 1895 que se
aplicaron restrictivamente en Mieres por la escasez del erario municipal. De
modo que por la misma razón presupuestaria, la modesta envergadura de la futura
villa y su situación periférica, la iniciativa legal del 95 había dejado atrás
otras dictadas para el resto del país en esta materia y en la que constituía su
inmediata, la de los ensanches, vigente desde hacía más de treinta años.
Entre los
planos de población de Mieres más veces publicados destaca por su antigüedad y
coincidencia cronológica con la referida Ley el fechado en 1895. Estimamos que
se formaría desde el negociado del ingeniero Ribera, como un estado actual y
herramienta necesaria tanto para la reforma interior como a título de prólogo o
punto de partida para la redacción del proyecto de ensanche de la villa que
imponía la medida oficial de 1895. El plano, a juzgar por las reproducciones
muy bien conservado, encaja en la mitad superior el conjunto del área poblada que
dibuja una figura longitudinal, secuencia de reducidos núcleos en cordón cuyo
eje norte-sur (La Pasera-Sobrelavega-La Villa) se quiebra a partir del río San
Juan (Requejo y Oñón). A los pies del caserío, a poniente la fértil vega
intacta, excepto algún camino rural y la vía del ferrocarril minero de El Peñón
sobre la calle de Camposagrado, el único acento de la urbanística decimonónica
que se refleja a falta todavía del callejero y manzanas del ensanche: la
universal arteria rectilínea que une el ferrocarril, siempre alejado, con el
tejido antiguo, y que en este caso cruza airosa las tierras de labor –“mar de
arbeyos y maíz”, croquis de Rómulo Álvarez- y prados en sentido perpendicular a
la cadena del caserío de la villa. Por
ahora y por efecto de ésta vía, la superficie construida dibuja una “T”, cuyo mástil asemeja una gran avenida urbana,
aunque lo que prime sea la vía del ferrocarril minero. Hacía el número tres
(primero por orden cronológico) de los que circulaban por la vega ya para estas
fechas; tres infraestructuras a su vez expresivas del grado de industrialización alcanzado por
la villa y, al unísono, un condicionante físico del planeamiento urbano por
venir [Burgos/Pistono].
La mitad
inferior de esta carta urbana se reparte entre un segmento mínimo y meramente
testimonial de la situación del río Caudal encajado en el centro del plano; a la izquierda, la rosa de orientación o puntos
cardinales y en el tercio opuesto el título y datos básicos del plano:
PLANO GENERAL DE LA VILLA
DE
MIERES
-1895-
ESCALA = 1:2.500
No aparece
firmado pero por las maneras de representar calles, caminos, huertos, caserío,
ferrocarriles, lo mismo que por el estilo de las fuentes usadas para los
rótulos menores y en especial el título e identificación, asumimos el riesgo de
su atribución a Manuel Álvarez. Ello una vez examinados comparativamente y en
detalle otros planos de población suyos posteriores, y siempre sin otorgarle
mérito mayor alguno ni al documento ni al autor. Estaríamos ante un trabajo profesional
que responde a un encargo preciso y el capataz de minas estaría actuando aquí
como un mero delineante, cuerpo por el que sabemos que se interesaría
especialmente por los años 1920, recomendando concurrir a oposiciones al mismo
a miembros de su círculo. No obstante, en caso de destacar de esta pieza algún
rasgo de interés, sugeriríamos los siguientes. Uno, como
demostración de la versatilidad manifiesta con los distintos géneros de la representación planimétrica. Desde los trabajos hasta ahora publicados aquí, pertenecientes a su ocupación principal (planos geológico-mineros, topografías subterráneas, sistemas de estructuras y laboreo) o las edificaciones e instalaciones vinculadas igualmente al medio extractivo, reaparece en las citas actuales como dibujante de planos aéreos de población, prólogo de labores de cartografía territorial a mayor escala -dos en concreto, separadas por veinticinco años en su ejecución-, o de variedades calificables de curiosidades [Benxa]; estos dos apartados últimos ya en calidad de autor y no como en aquellos reducido al papel de dibujante. Dos, considerar el documento de 1895 como el origen de la
formación de otros planos de la localidad y del término municipal, que en conjunto podrían contribuir a destacar
su labor como un activo cartógrafo de Mieres durante un tercio de siglo, a contar a partir de esta fecha. Y tres, que como ocurrió con sus proyectos municipales
de carreteras [Entrada 28-12-2017], el trabajo propiamente dicho levantando
cartas urbanas del Mieres del cambio de siglos XIX al XX acabará por hacerlo
suyo a título personal, convirtiéndolo en una afición más, suma de curiosidad
innata y afecto desinteresado por el trabajo técnico o afín, lo que a la postre entrañó mantenerse activo
en su cultivo hasta su muerte. Y lo
mismo específicamente en lo que atañe a la labor como cartógrafo perseverante
de Mieres; Mieres capital, término municipal y alrededores de éste.
Referencias
. Álvarez Álvarez,
M., El concejo de Mieres y sus
alrededores a vista de pájaro. Escala de 1 por 20.000. Mieres, 10 de mayo
de 1906.
. Pérez González, R., “Mieres”, cap. II, Geografía de Asturias, vol. 2, págs. 75-133. Avilés, 1982..
. Pérez González, R., “Mieres”, cap. II, Geografía de Asturias, vol. 2, págs. 75-133. Avilés, 1982..
. Pistono Favero, J./Burgos Fernández, E.,
“Influencia del ferrocarril en el ordenamiento urbano. Asturias: Mieres y los
ferrocarriles mineros”, Historia
Ferroviaria. Gijón, 2003. (PDF)
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