Entrada 97. Publicada 28-12-2017
4.5 Manuel Álvarez Álvarez (cont. 16)
(Antepasados técnicos industriales de Benxa)
Años 1890. Diversificación de la actividad profesional.
Ayudante de obras públicas en el Ayuntamiento de Mieres.
“Desempeñó un cargo interino en Obras Públicas del Ayuntamiento de
Mieres, haciendo los proyectos de carreteras de Baiña, Seana, Cementerio de
Rebollada, etcétera. [“Biografías”, Centenario,
1952, sin paginar].
“Prestó servicios al Ayuntamiento de Mieres contribuyendo al
trazado de las calles y trazando el
plano topográfico del concejo correspondiente (…) Proyectó diversas carreteras
del término y multitud de edificios modernos para las calles de la villa.”
[Benxa, reseña biográfíca mecanografiada, Mieres, 1979].
Situamos en
la misma década de 1890 y en los años de inicio del siglo XX esta segunda
ocupación que cursa en paralelo con la dedicación a la minería del mercurio. A
su vez la dividimos en tres ámbitos diferentes: 1. Proyecto y dirección de viales
y equipamientos en núcleos rurales en rápido y desorganizado crecimiento por la
llegada de operarios industriales al municipio de Mieres. 2 Intervención en la
reforma interior y planeamiento urbano de lo que sería villa de Mieres a partir
de 1900, hasta entonces aldeas rurales igualmente desbordadas por el
crecimiento de la población asalariada. Y 3, proyectos de edificios
residenciales en menor número de lo que Benxa recoge en la reseña biográfica. Por
los años noventa acaece esta ramificación de la ocupación principal del capataz de
minas desde el momento en que asociamos su contrato de colaboración con el Ayuntamiento con la
presencia al frente de la oficina municipal de dibujo, obras y proyectos del
ingeniero Eugenio Ribera (servicios, con interrupciones, entre 1892 y 1903,
compartidos también con otros trabajos fuera del consistorio de Mieres y,
dentro de él, con otros ingenieros).
En los
noventa el municipio ya contaba con una muy notable y consolidada actividad
industrial, pero el estado de las arcas municipales no se correspondía con la
nueva riqueza que se generaba en su suelo y subsuelo. Para las imperiosas
necesidades de reforma, higienización y ordenación del crecimiento de los
núcleos rurales preexistentes y de los llamados a convertirse en Villa de Mieres
(La Villa, La Pasera, Requejo y Oñón),
el Consistorio recurrió a la sucesión de contratos de ingenieros varios,
posponiéndose hasta mucho después el nombramiento de arquitecto municipal. Ni
qué decir tiene que por economía el ente municipal recurría a contratar
interinamente a titulados técnicos menores, ni siquiera a los más a propósito,
los maestros de obras, sino a otros de la cantera
local, los efectivos de las promociones de capataces salidos de la Escuela
de Mieres. Minas, hornos y maquinas
componían las competencias y saberes de aquéllos, si bien su formación incluía
nociones de viales (planos inclinados, trincheras o caminos mineros,
ferrocarriles interiores o ramales de empresa) y edificaciones cerradas (naves,
pabellones para oficinas, casas de dirección etcétera).
El ingreso de
Álvarez como ayudante de obras públicas a las órdenes del ingeniero Ribera
(numerosas referencias orales, escritas y publicadas de Benxa lo relacionan con
su padre), no se descarta que contara con el apoyo de la familia política de su
cuñado Ramón, los Velasco, como tampoco que su recomendación se fundamentara en
su reconocida capacidad como dibujante técnico, calificación que precisa
pormenorizarse. Más que buen dibujante (limpieza, calidad y estética del trazo),
resaltan las biografías de su trayectoria profesional general el espíritu analítico,
metódico, preciso, riguroso y detallista que nosotros comprobamos reflejado en
sus trabajos gráficos; en suma, la fiabilidad del dato representado respecto a
lo puramente formal o a la apariencia. También
como dibujante, además de una manifiesta afición personal por el medio, contaba
con una estimable formación en geometría, con el dominio de los distintos
sistemas de representación y de sus aplicaciones geológico-mineras, así como
conocimientos técnicos (excavación, cimentación, estructura, pendientes) comunes
a las explotaciones mineras y obras públicas de reducida envergadura como las
arriba enunciadas.
Estos
proyectos de carreteras menores debieron resultar de menor atractivo que los
trabajos en el mismo negociado consistorial centrados en la que ya era
denominada Villa de Mieres, si bien
morfológicamente permanecía pendiente de recibir el formato moderno de ciudad
procedente del proyecto organizado de crecimiento conocido como ensanche. No
obstante, estos proyectos de carreteras y cementerios rurales del municipio de
Mieres debieron ser numéricamente poco significativos, pero sí influyentes
desde entonces en Manuel por esa curiosidad constante que se le atribuía. De esta experiencia permaneció un interés
entre científico y lúdico –de nuevo sus “entretenimientos”- por idear trazados más favorables para las
carreteras de su entorno, apoyándose en sus conocimientos topográficos,
geológicos y técnicos en general. Por ejemplo, la carretera de su muy admirado
Jovellanos, de 1797, –a cuyos márgenes, curiosamente, fijo la
mayoría sus domicilios conocidos en Mieres y Olloniego-, con el objeto de evitar el
sufrido tramo de El Padrún, había
rectificado in mente su trazado,
desviándola por los actuales túneles de Peñamiel, justo por donde cuarenta años
después de su muerte se construyó la carretera nacional 630 [Oral Benxa].
También de proyectar aquellas carreteras rurales, que a su vez informan de la
necesidad de dar acceso a los
trabajadores vecinos de aldeas situadas sobre enclaves mineros y siderúrgicos, pudiera
derivar otro divertimento culto de claro signo
histórico: la reconstrucción de la calzada romana entre Mieres y Oviedo,
plano dibujado seis años antes de su muerte.
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