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domingo, 21 de enero de 2018

102. Muestra 4. Contexto familiar (II). Manuel Álvarez

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Entrada 102. Publicado  21-1-2018













Casa de "José el Zapatero", La Pasera. 
Estado antes del proyecto de reforma y ampliación elaborado por Manuel Álvarez
que se detalla en el texto. Foto Rómulo Álvarez.







4.5 Manuel Álvarez Álvarez (cont. 21)
(Antepasados técnicos industriales  de Benxa)


Años 1890-1917. Algunos trabajos como pequeño constructor


[…] estaban construyendo una casa en Requejo y elevaban trabajosamente una jácena. Miguel [Alvarez Buylla, primo y amigo de Benjamín] dijo a su padre: “-Papá ¿qué es eso que suben esos hombres? Yo me adelanté y dije: “-Ye una viga ¿No lo sabías? “-No. Oye papá ¿Y porque Benjamín lo sabe? “_Porque el padre de Benjamín hace proyectos y es constructor”. Alvarez “Benxa”, B., Memorias de Villa Rotella, 1983, pág. 45. [Tirada limitada de ejemplares mecanografiados y fotocopiados]. 


Proyectó […]  multitud de edificios modernos para las calles de la villa.”
Benxa, Reseña biográfica mecanografíada de Manuel Álvarez, hc, 1978.



Ambas citas amplifican una actividad que creemos temporal, desenvuelta siempre a pequeña escala, complemento menor de los ingresos principales procedentes de su actividad profesional focal: la minería, bien como técnico en plantilla de empresa (a veces, en paralelo, también como directivo y/o fundador de otras menores), bien respondiendo a encargos de estudios técnicos en calidad de profesional liberal. El comienzo de estos trabajos como pequeño constructor debieron surgir a raíz de su paso por el Ayuntamiento, lo que contribuiría a hacerlo conocido entre el vecindario en esa otra faceta de proyectista, delineante, cartógrafo y ayudante de obras públicas. Desde mediados de los años noventa y posiblemente hasta su traslado por motivos laborales a Olloniego (1917), recibiría un número discreto de encargos de obras particulares y para particulares, pues la legislación ya impedía proyectar sin título de arquitecto edificios de uso extrafamiliar demandados por entidades públicas o privadas. 
Aunque esta rama de la carrera profesional de Álvarez constituya un capítulo menor, lo retrata como un técnico capacitado e interesado -sobremanera inquieto por la diversidad de saberes y aplicaciones de los mismos=Técnica- en líneas tangenciales con la que fue su pasión: el mundo de la extracción de los frutos del subsuelo, entendido como fuente de riqueza, no en sí ni por sí misma, sino en tanto conducente al progreso con el que asociaba la sociedad moderna. No obstante lo que interesa destacar  de esta su faceta como constructor, no es tanto la actividad concreta de Manuel Álvarez como utilizar las noticias que se tienen de su experiencia para esbozar algunos aspectos de la actividad edificativa circunscrita al Mieres del cambio de siglo: una villa industrial periférica y menor, justo por los años de la explosión urbana en Occidente ya consolidada; la transformación del suelo y la edificación que sobre él se erigiera en una nueva mercancía de rentabilidad nunca antes sospechada; las competencias profesionales de los proyectistas en pleno proceso de atribución; la actividad constructiva como una potente industria emergente; la jerarquía corporativa; clientes, ámbitos de la edificación (construcción popular, industrial y de esilo), niveles y precios por zonas, tipologías; los inmuebles como mera construcción o calificados de arquitectura o construcción culta, actualizada y dotada de proyecto original, etcétera.


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Manuel Álvarez constructor. Formación, titulación, proceso de ejecución de la obra, competencias.

. Desde finales de los años noventa Manuel construye los hornos solicitados a Ramón Rodríguez por empresas mercuríferas. Instruido por el inventor, comienza a proyectarlos, dirige las obras y el personal operario y experto que contrata al efecto.
. Otros antecedentes: proyectos de edificios industriales de superficie en la sociedad El Porvenir ya referidos otro pendientes tratar.
. Formación: en la Escuela de Capataces se imparten nociones de esta materia a nivel básico. (Quedaría pues pendiente la adaptación a la arquitectura civil particular y especialmente a la residencial, el tema principalmente trabajado por Álvarez).
. Títulación: el título de capataz debió resultar equiparable por grado oficial al del maestro de obra, figura ésta muy activa en las ciudades mayores de Asturias, cubriendo una creciente demanda favorecida por actuar en función de honorarios muy inferiores a los que entrañaba el porcentaje del presupuesto total de la obra cuando corría a cargo de un arquitecto. (Ventaja trasladable a los capataces). 
. Hipotésis: ¿Cobraron en Mieres y otras villas de las cuencas mineras mayor importancia los servicios de los capataces titulados en el centro de Mieres que los maestros de obra en el resto de la provincia?
. Relacionado con ello: respecto al papel desempeñado por los arquitectos en la villa de Mieres en torno a 1900 (años antes y seguidamente a raíz del nuevo callejero del ensanche), cabe esperar tan sólo casos aislados. La alta burguesía reside en la capital o fuera de la provincia. Su condición de cliente solvente que reclama proyecto de arquitecto desciende a casos contados. Incluso las “fincas” que recogen en planos de Mieres Manuel Álvarez y Benxa tampoco parece, por su imagen externa, que sus proyectos se deban a firma de arquitecto. Será a partir de los años 1910-15 cuando se contrate en Mieres esta construcción de autor.
. Formación, otro aspecto: una buena dosis de autodidactismo debió respaldar las obras proyectadas por Álvarez; algo nada extraño a su perfil de estudioso que se repite en las reseñas biográficas pendientes de examinar. Tratados y Enciclopedias Prácticos de las construcción, abundantes en el mercado editorial a razón del nacimiento del mercado inmobiliario urbano, se sabe que fueron objeto de consulta y estudio por el capataz para suplir su formación general en construcción y acceder a un mínimo de especialización.
. El procedimiento de una obra de nueva planta. Álvarez asumía el proyecto (de líneas básicas dentro, siempre, de modernidad solicitada por él cliente); lo concibía y presentaba (memoria, planos, cálculo de materiales y presupuesto) en el Ayuntamiento a efectos de solicitar el permiso o licencia de obras; efectuaba el pago correspondiente; reclutaba las cuadrillas de operarios de los distintos ramos, dirigía la ejecución de la fábrica, la entrega una vez concluida y gestionaba la facturación por partidas.



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Clientes y tipología dominante: la vivienda mesocratica moderna

. Clase media (comerciantes, profesionales, propietarios, técnicos industriales medios, pequeños empresarios). Suponen estos el estamento superior de la villa, el estrato pequeño y medio burgués. Por debajo el obrero industrial y el campesinado, privado del acceso a un proceso profesionalizado, burocratizado y comercial de la edificación de la vivienda.

. Pavimentadas las calles nuevas del ensanche o poco antes, ya prevista la inmediatez de éste, todavía el vecindario acomodado prefería solares en los núcleos ya consolidados, especialmente en La Pasera y orillas de la carretera Adanero-Gijón. Al borde de ésta -tratada como una especie de avenida-, se levantaron algunas casas-quinta en Oñón, ejemplos aislados que alcanzaban igualmente a La Peña y, por el otro extremo, Sobrelavega y La Villa erigieron también un caserío moderno estratégicamente alineado a la carretera. 

. Precisamente a orillas de esta carretera proyectó Manuel Álvarez el edificio que más trascendió a la memoria familiar por vía oral de Benxa: la casa “Rabona” [Entrada 12-1-2018, ilustración]; “rabona” como perro rabón, sin punta o cola o con ella amputada, más exactamente al caso. Sobrenombre que le impuso el constructor con la socarronería (sic oral) que le caracterizaba más que por decepción por el resultado de la obra alterado por el cliente, quién impidió el levantamiento del último piso previsto. La casa en cuestión también ofrecía fachada, resuelta en un eclecticismo discreto, a la carretera de Jovellanos, a la altura de la plaza del ganado de Requejo. Sobrevivió hasta hace unos veinticinco años, sobre un bajo originariamente comercial convertido en una sidrería tradicional y de referencia de Mieres.

. Tipológicamente la “Casa Rabona” responde a uno de los modelos más usuales y solicitados por los años de actividad de Manuel. Un inmueble entre-medianera -en este caso, además, realzado por su situación en esquina-, en régimen de propiedad vertical (un único propietario efectuó el encargo). Se trataba de un edificio mixto, de servicios en el bajo (locales) y viviendas (plural) en los pisos, a las que debe la denominación de edificio, casa de viviendas o inmuble plurifamiliar. Sobre el bajo destinado a establecimiento -en ocasiones también a vivienda- las ordenanzas municipales dictaban con mayor o menor rigor un número determinado de alturas en función del ancho de la calle y de las dimensiones de la población. En Mieres entre dos y tres plantas daban cabida a una o más viviendas por rellano.

. Manuel Álvarez y su familia, posiblemente después de enviudar en 1910, ocupó en régimen de alquiler una de estas viviendas también llamadas casas de balcones, por su proliferación a la fachada y signo distintivo de posición frente al ventanuco de la construcción popular de los barrios de La Villa y Requejo. La distribución interior dividía el rectángulo de la planta en tres tramos. A la fachada, generalmente el comedor -no existía sala y en su caso lo más parecido, el gabinete- y el dormitorio principal sino lo hacía el despacho. En el tramo opuesto, a las huertas o el patio de manzana, la cocina y adosada a ella la galería de cristal que le prestaba servicio amén de otras muchas funciones derivadas de su extraordinaria luminosidad. Oficio, tendedero, sala de plancha, costura, bordado, toma de fotografías (plató de Rómulo) y el tablero de dibujo de Manuel, situado no en vano en la pieza más clara de la vivienda, cuidadosamente en el lado por donde la luz penetrara por la izquierda sin crear sombras a la mano derecha del dibujante. La ventilación, luminosidad y soleamiento -arraigados fundamentos de salubridad por entonces- de estas dos áreas de la casa se ausentaba en el centro del plano, donde un pasillo ciego daba acceso a los varios dormitorios, sin ventana propia o con ella a un patinillo angosto de luces. Con todo, la calidad y salubridad de esta clase de viviendas superaba con creces las condiciones del buen caserío precedente del Antiguo Régimen, y en concreto de El Mesón de La Pasera, donde había residido hasta entonces la familia de Manuel. 


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Diseño de fachada, convencionalmente considerada recurso principal de estilo

. En 1899 el capataz Álvarez proyectó para sí mismo una vivienda unifamiliar de nueva planta en La Peña. El plano, conservado sólo describe la situación -con su habitual detalle de datos-, la planta de los edificios inmediatos y de la casa en cuestión. La planta, pero no su distribución interior ni tampoco la fachada. Viene a colación porque ofrece una muestra de un estándar mínimo de vivienda, próximo a la categoría de arquitectura tradicional o popular, de otro modo la que imperaba en dicho enclave por entonces y en los núcleos más antiguos de la villa de Mieres. Parece que fue construida pero no destinada a domicilio de la familia, pues para esos años ya se tiene noticia de su domicilio establecido en El Mesón de La Pasera.

. Entre los contados bienes inmuebles residenciales que dejó Álvarez al fallecer, figuraba una casa adquirida también por los años del cambio de siglos o poco después de 1900, cuando ya era inminente el nuevo Mieres del ensanche, dejando constancia ello de otro caso de preferencia por residir o invertir en el área principal del Mieres antiguo, La Pasera. Era la casa conocida como de “José el Zapatero” [Álvarez “Benxa, Una comarca..., pág.27], una construcción de tamaño medio para las dimensiones del momento, compuesta de planta terrena (taller y/o tienda), piso principal (tradicional vivienda del responsable del establecimiento), y un piso desván de amplio desarrollo, dotado de un caserón (primero corredor, reformado luego como galería acristalada) que equiparaba casi en altura de techos y luminosidad al piso inferior. La edificación respondía a una factura plural en ascendientes: cierto acento popular, su dignificación debida a las formas más básicas del buen caserío heredero del siglo XVIII y finalmente elementos modernos como el frente de corredor cerrado en galería. Por el aire de familia señalado con las maneras constructivas del régimen pre-burgués, bien puede deducirse su radicación en La Pasera, como se indicó en otra ocasión, pequeña agrupación de un caserío de esmerada factura, presente en las villas asturianas del siglo de la Razón y definidor, a su vez, del concepto de lo urbano previo al estallido de la revolución de la ciudad burguesa del siglo XIX . Como casa exenta fue concebida, flanqueada por el sur por unas escaleras de acceso al camino de Arriondo y levantada a escasos metros del costado y pórtico de la parroquial románica de San Juan Bautista. “La nuestra casina” -como escribe Rómulo (hijo de Manuel) en el croquis de La Pasera [Entrada 21-1-2018] nunca fue habitada por la familia nuclear de Manuel. De ella se conservaba hasta hace unos años un proyecto de reforma y ampliación (recrecido de una planta-vivienda más sobre la del bajo cubierta), que posiblemente siempre estuvo en mente abordar, o para el uso directo de la familia, o con el fin de rentabilizarla, si bien el traslado de su titular a Olloniego detuvo la intervención prevista.


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Los estilos en los constructores menores. Un proyecto no ejecutado de M. Álvarez. 

. Los planos de la reforma de la casa de “José el Zapatero”, reproducidos a ferro-prusiato (fondo azul y línea de dibujo en blanco) cabe atribuirlos a Manuel en los años últimos de su vida, cuando aún contaba con hijos a su cargo. No obstante, más que razones familiares proceden los aspectos formales tanto para adjudicar el proyecto como para ilustrar genéricamente las pautas seguidas por estos proyectistas considerados de segunda clase, trátese de maestros de obra, del caso más particular de capataces y de otros similares de los que se tiene noticia (sobrestantes de obras públicas, delineantes). Otros planos coetáneos consultados debidos a maestros de obra de derecho (título) y sobre todo de hecho y frecuentemente activos en el medio rural -siempre contemporáneos del momento tratado- pecan de suma precariedad, apareciendo trazados a lápiz sobre una única hoja de papel milimetrado, confusos y muy restrictivos en la descripción y número de vistas. En cambio los de la reforma de la casa de La Pasera, además de haber pasado por una técnica moderna de reproducción, contenían la representación de sus cuatro fachadas, de las plantas con su distribución interior así como secciones. La fachada, entendida en la arquitectura ochocentista como si de un cuadro de valor o de un vestido de ceremonia se tratara, resultaba explícita de las numerosas posibilidades de elección existentes para su diseño -”trajes”, llamados despectivamente por los críticos de la época- y de la elección concreta del proyectista entre la variopinta gama de fisonomías posibles para el edificio. Eran lo que tradicionalmente fueron identificados con estilos o lenguajes formales. El mercado abastecía generosamente de ellos, a través de álbumes de modelos-etilos, colecciones, manuales de construcción, etcétera. 

. Manuel desechó en este proyecto buena parte de los diseños foráneos europeizantes, de hecho tratados y manuales suyos  [AMA] se los ponían al alcance de la mano. Pero, de otra parte, rendirse a lo procedente del exterior venía siendo entendido, en términos generales, como uno de los males de España tras el Desastre de 1898. El capataz desestimó el estilo de chalé o albergue alpino, los apartamentos de verano de la costa atlántica europea, los estilos histótico-residenciales ingleses. Pudo igualmente envolver el proyecto en el estilo mansarda (cubierta francesa muy recta y habitable, acabada con tejas en forma de escamas y provista de óculos de iluminación). Pero trató de evitar exotismos en la medida de lo posible y compuso un alzado principal considerado el más apropiado para un edificio de viviendas de nivel medio, con la salvedad de que disponía de cuatro fachadas y no de la única a la calle del inmueble urbano entremedianeras más común en el siglo XIX. Así quedaría concebido: sobre la rasante, cuatro plantas, todas de vivienda única, y una cubierta autóctona a cuatro vertientes libre de cuerpos prominentes y geometrías francesas, inglesas o alemanas. La composición y la escueta decoración se inscriben en un historicismo clásico -interés del padre de Benxa por la cultura clásica-, a su vez con algún acento propio de una de las variantes del exitoso eclecticismo arquitectónico del XIX, el imperante en Madrid, la ciudad de referencia para la cultura arquitectónica en Asturias. El cuadro de fachada describía una casa de balcones urbana y moderna para clases media, en la línea del último caserío también renovado de La Pasera (casas de Pombo y de los Molleda). Como casa de balcones decimonónica centraba en estos su evolución respecto a sus hermanos del caserío vecino del Antiguo Régimen. El recercado o enmarque del nuevo balconaje y la línea horizontal que separaba las plantas, bien mediante ligero realce en relieve, bien con una decoración mínima, y todos ellos destacando intencionadamente sobre el fondo neutro del muro, constituían los únicos recursos que permitían hablar, en voz baja, de arquitectura culta o de estilo en este proyecto que nunca pasó de su estado inicial en papel.

. En casa de Benxa, mirando estros planos, se lamentaba que no se hubieran seguido cuando se hizo efectiva la intervención del edificio pospuesta en vida del abuelo. Pero examinado críticamente , el proyecto de Manuel aportaba para las fechas una fisonomía trasnochada, propia acaso de cuando adquirió el edificio, pero ajena a las tendencias entrantes sobretodo desde la primera guerra (regionalismos, estilos castizos entre otros) y las más audaces y modernas de la preguerra civil. Cuando finalmente se abordó la modernización y ampliación de la casa del “José el Zapatero”, a cargo de una generación porterior al capataz, se la adscribió a un diseño que despertaba bajo el nombre de vanguardia funcionalista. Medidas legales y ayudas económicas de crecimiento del empleo y la construcción previas a la guerra civil vistieron de estilo salmón -una de las denominaciones del más temprano racionalismo o funcionalismo, salmón por el matiz del rosado de sus fachadas que imperó- la casa de gusto decimonónico-eclecticista proyectada por Manuel Álvarez.






Referencias
. Álvarez “Benxa”, B., Una comarca a punta de lápiz. Laminarium de Mieres y Lena. Oviedo, 1975









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