Entrada 153 Publicada 30-9-2018
1.8 Colaboraciones en prensa (III).
Columna "Tendal" (cont. 12). Parte segunda
2. El barrio de Santa Marina (cont.)
El barrio de Santa Marina desde el marco de la economía autárquica. El cruce de la coordenada historia con la coordenada edificación y vecindario.
La depresión profunda y duradera basada en el aislamiento económico y en el persistente déficit distribuyó sus escasos recursos y endeudamiento fijando prioridades y restricciones en el gasto público. Entre las primeras se encontraba el pago de la deuda contraída para sostener la guerra, la de las partidas destinadas a la reconstrucción selectiva, reponer los daños bélicos en determinados sectores productivos y, en especial, el coste derivado de la creación de organismos de intervención y control, ejército y orden público. El gasto social resultó ser el perjudicado en grado superior, reduciéndose más aún a medida que crecía progresivamente el déficit. Este desequilibrio parece contradecir el importante gasto en la creación de vivienda obrera que supusieron las grandes barriadas. Su explicación pasa necesariamente por un estudio detenido de los agentes que intervinieron en la promoción estatal, las fuentes de recursos, la legislación vigente e incluso de los mecanismos tributarios que pudieron posibilitarlas. Constituyen estos aspectos una parte fundamental para el conocimiento de estos barrios, y precisamente para estos más tempranos que inauguran una etapa de soluciones reales a la necesidad secular del alojamiento obrero y la eclosión del sector de la construcción de viviendas en general durante la dictadura. El corpus legislativo ofrece una fuente altamente elocuente en este sentido y cuenta en Asturias con algunos estudios puntuales a los que remitimos (1) y que nosotros planteamos estudiar sin éxito en el caso de la cuenca del Caudal y Oviedo (2). No obstante, a razón del propósito ya indicado en la entrada anterior para el tratamiento de Santa Marina cabe aquí un acercamiento complementario y rápido, producto de conectar algunos de los sectores productivos del momento con la barriada en cuestión, concretamente su incidencia en ella a los efectos propuestos: los morfológicos vinculados a la construcción y la vida social.
Caso de la agricultura, arrasada durante la guerra, fuertemente intervenida después, si bien nunca con el grado de atención que la industria. Se recurrió a mecanismos desacertados, excepto, inicialmente y como cabe suponer, en la producción de trigo panificable, precipitando efectos sociales desastrosos. Hambre, mercado negro, estraperlo y racionamiento de alimentos básicos no superados hasta los primeros años cincuenta. Los hijos de Benxa, hijos también de la posguerra, recibían medio plátano como fruta [oral], posiblemente un alimento y ración privativos para otros niños. Los vecinos de Santa Marina estrenaron las viviendas con la cartilla de racionamiento guardada como un tesoro. Y la situación de los campesinos, peor que la de los obreros industriales, precipitó un éxodo masivo, incomparable en su magnitud con el de la industrialización asturiana del siglo XIX. De las provincias españolas tradicionalmente más pobres y por la acuciante crisis supuesta por la guerra, acudían a la villa de Mieres y al pie de los enclaves industriales. La mayor parte de ellos se ofrecía como mano de obra en el sector minero y la siderurgia en forma de riadas de campesinos desesperados que describe Víctor Alperi (3). Otra parte cabe suponerlos atraídos como mano de obra no cualificada al sector de la construcción, por los años cuarenta especialmente activo en la edificación de estos grandes barrios de acogida de emergencia como fue el Santa Marina. Igualmente que en busca de empleo, desde ese mismo decenio y sobre todo en los dos siguientes, al también intervenido y favorecido campo de la construcción de viviendas de promoción particular, beneficiario del apoyo estatal mediante ayudas económicas. Fueron las denominadas viviendas acogidas, independientemente del nivel social al que fueran destinadas, si bien las más tempranas coincidieron con bloques urbanos de propiedad vertical destinados a las clases solventes, como cabe suponer, en mayor medida en Oviedo que en Mieres, donde este segmento social resultaba apenas significativo.
Uno de los principales e iniciales propósitos de Franco se orientó a las obras públicas (pantanos, igualmente generadores de poblados sociales de baja densidad destinados a la construcción de aquéllos y a la par de otros destinados al control de aguas y red de regadío) y la nacionalización de la red de ferrocarriles de vía ancha. Otro, más próximo a nosotros, de dirigía a privilegiar la industria, apenas dañada materialmente en la contienda. Se proponía alcanzar el desarrollo industrial puntero que los gobiernos predecesores no habían logrado; hacer de España una potencia industrial a imagen de la alemana, pero autosuficiente, sin capital extranjero ni intercambio comercial con el exterior. Lo mismo que concibió viviendas protegidas (“acogidas a los beneficios de la Ley..., todas de iniciativa particular), la autarquía concedió privilegios a las industrias calificadas de interés nacional, entre ellas las implantadas en el siglo XIX en las cuencas del Caudal y Nalón. Los trabajadores de la minería y siderurgia no sufrieron recortes de plantilla ni paro durante la autarquía, pero sí la congelación prolongada de salarios de obreros y empleados, el bajo nivel adquisitivo y la ausencia de consumo. La actividad productiva no cesó, pero se estancó por la falta de inversiones en modernización tecnológica. Otro aspecto más de la interrupción y retroceso del proceso modernizador y de progreso alcanzado en algunos sectores de la economía de la II República.
Todo parece indicar que la dotación de un parque numéricamente tan significativo de viviendas para operarios de la minería y la siderurgia entonces radicado en las cuecas, devino en un beneficio extraordinario para los productores industriales y un logro incuestionable de la política social de la primera autarquía. Queda pendiente profundizar en ello a numerosos efectos. Como sus rasgos diferenciales con la vivienda obrera de medio siglo atrás, insignificante estadísticamente respecto a la de la dictadura, incluso comparar los índices de resultados por conceptos con el alojamiento social posterior al franquismo. Discernir si fue una competencia exclusiva de los gobiernos del general (promoción y financiación) o intervino el agente empresarial, y éste en qué grado y por qué procedimientos. Incluso si, como el Seguro Obligatorio de Enfermedad (1941), se implicó a las tres partes mencionadas. O si se concibió la construcción de viviendas de nivel básico como un sector industrial, generador de empleo directo e inducido, en cualquier caso mal retribuido; o como un aliciente o medida complementaria de apoyo a la gran empresa y la industria; incluso como una medida más de garantía del orden público ante una necesidad básica tan acuciante y urgente como la heredada, una realidad en cambio ya instaurada en la Europa de entre-guerras promocionada por los gobiernos frente al anterior patronazgo de las empresas durante la primera industrialización; o, pero también y, una medida populista, etcétera, etcétera.
En todo caso la construcción de estos barrios adelantados como el de Santa Marina supusieron un gasto muy inferior al que cabe suponer por su magnitud y número de viviendas. No fueron albergues provisionales, barracones efímeros de tabla como algunos que alojaron mineros en el puente de los siglos XIX y XX , o los módulos de chapa en que se albergaron temporalmente los vecinos de Santa Marina o la barriada de Tudela Veguín durante la reforma integral de los años sesenta. Pero aunque concebidos en fábrica de albañilería de la calidad de su construcción dice mucho la reforma integral a la que tuvieron que ser sometidos -estos barrios y no en cambio otros tipos de viviendas de igual promoción sólo unos años posteriores- con con apenas 15-20 años de uso, habida cuenta del periodo de medio siglo que se estima como promedio para la vida de una edificación en buenas condiciones.
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(2). ÁLVAREZ QUINTANA, Covadonga, proyecto de investigación individual financiado por el Programa Sectorial de Promoción General del Conocimiento (DGICYT), Ministerio Educación y Ciencia, Enseñanza Superior. Título: Último medio siglo de arquitectura asturiana (1940-1990). Periodo de ejecución previsto: 1996-2000. Relacionado con el tema tratado se mencionan los siguientes apartados trabajados. 1) Archivo sobre arquitectura durante el franquismo en Oviedo 1936-76. Archivos en papel y digitalizado bajo la denominación de FRAN.OVI y redacción parcial del mismo, 1998-2005. 2)Arquitectura del mismo periodo en la cuenca del Caudal. Archivo en papel, título FRAN.CAU. A efectos de la vivienda social, estacar la muestra muy superior de iniciativas en el valle minero que en Oviedo capital, dada la reducida industria implantada, trasladándose este sector de la construcción a los núcleos radicados en el concejo (San Claudio, Veguín-Anieves, Olloniego, La Manjoya, etcétera. Por el contrario Oviedo ofrece el contraste necesario con el barrio de Santa Marina y similares, de las promociones oficiales para el personal directamente implicado en el régimen, así como las primeras iniciativas de viviendas acogidas para las clases más pudientes.
(3). DE TODA ESPAÑA, DE EXTREMADURA, DE CASTILLA, DE ANDALUCIA, DE GALICIA. A MIERES LLEGAN GENTES Y MÁS GENTES. LOS TRENES DEJAN RIADAS HUMANAS QUE SE PIERDEN POR LAS CALLES DE LA CIUDAD, POR LOS BARRIOS DE LA CIUDAD, POR LAS CASA PEQUEÑAS DE LA CIUDAD. Víctor Alperi, Dentro del río. 1965. Premio Plaza y Janés. [Inscripción sobre placa cerámica fijada en una fachada lateral de la antigua estación del ferrocarril de la Compañía Vasco-Asturiana, Mieres].
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