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Aproximación a la obra de "Benxa" (1907-1989) por Baltasar y Covadonga Álvarez Quintana se distribuye bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-SinDerivar 4.0 Internacional. Este blog está bajo una licencia de Creative Commons: Reconocimiento No Comercial - Sin Obra Derivada./ Se permite copiar, distribuir y citar públicamente esta obra, con la doble condición de que se reconozca y mencione a los autores y no se utilice con fines comerciales. Tampoco, y en modo alguno, se puede alterar, transformar o generar una obra derivada a partir de ésta. Es voluntad expresa de los autores.

domingo, 30 de septiembre de 2018

154. Muestra 1. Colaboraciones en prensa (III). Columna "Tendal"

Letras>Artículos prensa
Entrada 154. Publicada 30-9-2018








Imagen actual del ambulatorio de Mieres, radicado en el ensanche de posguerra, en una
manzana donde se abordaron grupos de viviendas estatales de superior estándar que las del barrio de Santa Marina.
Pese al déficit económico de la autarquía y a la reducción del gasto social como una de las medidas para hacerle frente, entraron en funcionamiento a comienzos  de los años cincuenta en Mieres dos edificios en los que se pusieron en aplicaron los progresos experimentados por la medicina en los tres primeros decenios del siglo XX: éste consultorio comarcal y el hospital de Murias.





1.8  Colaboraciones en prensa (III). 
Columna "Tendal" (cont. 13). Parte segunda

2. El barrio de Santa Marina (cont.)
El gasto social en equipamientos y viviendas en Mieres previo a la fase desarrollista. Referentes para ilustrar la barriada de Santa Marina.
Se repite una vez más que este capítulo presupuestario sufrió recortes significativos, no tratándose ni de prioritario ni de proporcional a la población a la que debía servir. Distinguiendo entre prestación de servicios básicos y sus casas o edificios construidos ex profeso durante la autarquía dura de la posguerra y la emergente de los años 50, el balance en Mieres villa y nuevos barrios obreros es el siguiente. 
La sanidad pública, con antecedentes en la fundación del Instituto Nacional de Previsión en 1908 y otras iniciativas posteriores de protección de las clases populares, consigue hacer realidad el Seguro Obligatorio de Enfermedad (SOE) para todos los trabajadores en 1942, abriendo la puerta a la Seguridad Social. Sin embargo hasta la inauguración del ambulatorio de Mieres, dotado de servicios de medicina general, especialistas, comadronas y enfermería, la atención médica se prestaba de forma precaria, debiendo los beneficiarios acudir por al menos a dos locales diferentes para recibir atención médica. Por ejemplo, un vecino de Santa Marina debía acudir primero a un despacho donde solicitaba el permiso administrativo para acudir a consulta y, para ser recibido por el médico, un facultativo particular, dirigirse a su casa o al lugar de su consulta privada [oral]. Ni con personal ni con edificio propio contaba el seguro en un principio. No obstante, a comienzos de los años cincuenta abrirían sus puertas el consultorio central de Mieres, en el ensanche de posguerra, al que se acudía desde todos los puntos del concejo, y el ya citado hospital de Mieres radicado en Murias, que atendía los ingresos de toda la cuenca del Caudal. En los diferentes municipios se habilitaron los Centros rurales de Higiene, progresivamente alojados en un prototipo seriado de edificio mixto, con consultorio en la planta y vivienda del médico en el piso.
Sensiblemente peor fue la prestación en materia de enseñanza primaria durante toda la autarquía. Barrios tan populosos y con numerosa población en edad escolar como los dos de referencia constante, así como otras promociones menores prácticamente coetáneas a Santa Marina y San Pedro, no contaron en un principio con sus correspondientes escuelas nacionales, pero sí sin embargo con las respectivas capillas, luego convertidas en parroquias. Los diferentes gobiernos recurrieron, caso de Mieres, al uso de los centros ya mencionados [Entrada 150, 10-9-2018], donde acudieron los hijos de Benxa a cursar la enseñanza obligatoria, los laicos y los regidos por religiosos, estos fundados por la sociedad Fábrica de Mieres, titular del establecimiento siderúrgico y varios cotos mineros en las inmediaciones de la villa Mieres.
Coincide que el grueso de los productores de esta gran empresa tuvieron acceso a vivienda en los barrios citados, lo mismo que los de otras minas que abastecían los hornos altos de aquélla acería, caso de Benxa en Nueva Montaña Quijano (Ablaña). Se trata de otro indicio de la implicación de aquella empresa en la gestación de este par de barriadas, la de Santa Marina posiblemente de mayor orientación minera entre su vecindario, y San Pedro preferentemente ocupada por productores de la siderurgia por radicarse en el extremo norte de la la villa y por tanto más próxima a la acería. Hubiera o no un convenio firmado entre los gobiernos y la sociedad principal industrial local en materia de vivienda no es tan probable como una compensación, parcial, en materia de cesión de instalaciones docentes, además de exenciones fiscales u otra clase de contrapartidas. En cualquier caso, sino en este territorio de capital interés industrial, en otros puntos del Estado la escolarización obligatoria precipitó una caída similar a tantas otras durante el periodo más crítico de la dictadura, estimándose que hasta los años sesenta no se recuperó el índice de escolarización alcanzado en la república.
La alimentación, prioritaria dentro de las necesidades básicas, siguió racionada hasta el decenio más favorable de los cincuenta. En este sentido sí el gasto público procedió a generar espacios de comercio de frescos y envasados en los barrios. A pesar de que Mieres contara desde 1907 con un buen mercado cubierto de abastos, en Santa Marina, en la manzana que ocupaba la segunda fila por la mitad este del barrio, se levantó la “placina”, un pequeño mercado igualmente cerrado cuya dotación informa del interés, que no llegó a consumarse, por crear barrios como la misma autarquía cerrados y autónomos que la muy estrecha economía social no lo permitió llevar a cabo. Y de forma similar en San Pedro, donde una manzana, excepcional por su monumentalidad y concepción tradicional al concebirse cerrada a un patio, se proyectaron algunos bajos comerciales, sin certeza absoluta de su origen en el momento de construcción del barrio de nueva planta o cuando, a los pocos años siguientes el consumo y el comercio comenzó a despuntar de nuevo.











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