155.Muestra 1. Colaboraciones en prensa (III). Columna "Tendal"

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Entrada 155. Publicada 1-10-2018

Los grupos (en amarillo) de viviendas de estándar superior, a diferencia de los barrios (Santa Marina), de los que fueron prácticamente coetáneos, se emplazaron dentro de las manzanas del núcleo de Mieres, conviviendo con edificios de iniciativa privada. Los tres que figuran se sitúan entorno al ambulatorio (4), a los márgenes de la calle Pérez de Ayala. Los número 1 y 2 ofrecen una imagen más tradicional, propia de la arquitectura inicial del régimen. En tanto que el 3, tanto  cada edificio en sí como su composición (pabellones en paralelo inscritos en otros dos exteriores en escuadra) muestran una clara apertura a la arquitectura de vanguardia del momento.
(Croquis realizado de memoria al cabo de una examen in situ). 

1.8  Colaboraciones en prensa (III). 

Columna "Tendal" (cont. 14). Parte segunda

La vivienda de promoción estatal en Mieres. El estándar básico propio de las barriadas y promociones más cualificadas inauguradas por los mismos años cincuenta.

Efectivamente, los barrios, lo mismo el de Santa Marina que el de San Pedro, supusieron una medida realista para el alojamiento por su capacidad superior a las 75-150 viviendas, cantidad muy inferior a otras de igual promoción oficial erigidas prácticamente a un tiempo en la capital de Mieres. En las barriadas el alto índice de ocupación por unidad de superficie, la gran extensión del suelo ocupado por un número abultado de viviendas, la exclusión del suelo del tercer ensanche de Mieres, que data de los años 40, con un tratamiento similar a los actuales planes parciales de ordenación resultan por sí solos indicativos de su carácter básico orientado a la clase trabajadora. Y lo confirman igualmente otros factores, como la distancia que los separaba del centro de la villa, la segregación física -e implícitamente social, a modo de islas o espacios de segregación- supuesta por la proximidad de lo que se consideran barreras urbanas indeseadas, como lo fueron para ambas barriadas las vías de los ferrocarriles mineros o industriales -aunque ya de antemano Mieres estuviera seccionado y determinado por esta red de raíles-, su construcción lindante con el río Caudal o arroyos carboneros afluentes y relacionado con ello su condición de barrios de ribera levantados sin la defensa previa del cauce el río, origen de la grave inundación del año 1953, la proximidad de suelo industrial en sus inmediaciones; todo ello sin considerar la gran concentración de vecinos en estos barrios populosos, en detrimento de la independencia y privacidad familiar (1) más favorable a otro tipo de iniciativas residenciales coetáneas de muy inferior capacidad de alojamiento. 

Benxa había solicitado vivienda en este barrio obrero y dominantemente minero. Como empleado del sector industrial podría pensarse en un principio legitimo aspirante a una vivienda del siguiente estándar de alojamiento social con que se dotó Mieres por los mismos años de la edificación de las barriadas. Se trataba de promociones similares en lo que respecta a viviendas de promoción estatal, proyectadas por la Delegación Nacional de Sindicatos. Las más tempranas, entregadas en 1950, y las siguientes en 1955, posiblemente ya contando con la inyección de ingresos de la ayuda estadounidense. Su superioridad y carácter diferencial respecto a las barriadas ya se quedaba patente en su denominación de Grupo, las más tempranas bautizadas como Grupo Jose Antonio, las siguientes simplemente con un número, bien derivado del la relación de iniciativas a nivel nacional o simplemente de entre las correspondientes a la delegación de Asturias (2). 

Numerosos aspectos las califican de viviendas de superior categoría, lo que permite suponerlas orientadas bien a cuadros medios de empresa, bien a personal directamente implicado en el régimen, situación de la que quedaba excluido el autor de “Tendal”. En vez de erigirse en extensos terrenos periurbanos como los barrios, lo hicieron en parcelas situadas en las manzanas del ensanche de posguerra, en la mitad oeste del callejero recién trazado que quedaba demarcado por las calles Numa Gilhou y su prolongación de Valeriano Miranda. Cierto es que radicadas, dentro de él, en dos calles por debajo de éste llamado a ser eje norte-sur que desde ahora dividiría Mieres en dos, partiendo del nuevo parque Jovellanos (que quedaba incluido) hasta la línea que daba acceso, por el oeste, a los barrios de Santa Marina y San Pedro, fuera ya del casco urbano. Todas estas promociones de superior calidad se erigieron en las inmediaciones del ambulatorio de nueva planta, igualmente abierto al público a comienzos de los cincuenta. Una de ellas, la llamada Colonia del Pilar (acaso en recuerdo de la batalla del Ebro), ocupaba exactamente la parcela trasera de la manzana del consultorio comarcal. 

Todas convivían dentro de manzanas reservadas a la promoción privada, y en conjunto adoptan tipologías de unidades residenciales de vivienda colectiva bien diferenciadas de las pendientes de ilustrar para el barrio de Santa Marina. Desde las fachadas revestidas desde un principio con ladrilleta (las de Santa Marina original se acabaron con un enfoscado económico, llegando el revestimiento cerámico en la reforma de la segunda mitad de los 50) y contraplacado de piedra o piedra artificial; los recercados de los huecos remataron con piezas de cemento (en Santa Marina, con un cerco liso pintado en blanco); cajas de escaleras con cristal de pavés, jardincillos al frente o entre pabellones de superior concepción y acabado, se retraían de la acera, etcétera. Incluso fueron trazadas con un cierta preocupación de estilo, siempre dentro de la sumariedad limitada a piezas de fachada concretas que se percibe igualmente en la fábrica del ambulatorio [Entrada 154, 30-9-2018]. Como corresponde a la euforia inicial del régimen, los grupos más tempranos incorporan soluciones que evocan la tradicional de la arquitectura española de más gloriosa, siempre, es cierto, que con recursos limitados pero de claro acento simbólico, como los cuerpos altos evocadores de torres a la manera escurialense. En cambio los grupos concluidos un poco más tarde, por los años cincuenta y pico, se observa un giro interesante en los proyectos, por cuanto ponen de manifiesto la apertura al movimiento internacional o difusión de la vanguardia arquitectónica de entre-guerras. Un avance y un signo de apertura que se detecta en el terreno del diseño arquitectónico, patente en los pabellones de corta longitud tratados como tabletas, en las fachadas donde conviven materiales propios de la modernidad (cristal de pavés para iluminar la caja de la escalera, azulejo liso en la fachada posterior, complementos de moda como las terracitas de planta triangular y paredes oblicuas. ¿Coincide éste cambio, además del tratado con USA, efecto entre otros de la llegada de uno de los dos hermanos arquitectos Somolinos a la dirección de la oficina de proyectos de la Delegación de Sindicatos? 

En cambio en las barriadas de Mieres, los únicos elementos que rompían con la regularidad de las líneas de ventanas sobre muros pobremente acabados, solución a su vez propia de la composición seriada de elementos en repetición mecánica surgidas para las naves industriales, eran los corredores restringidos a los pisos altos de algunos pabellones, donde también con cuentagotas las ventanas se cerraban con postigos exteriores de tabla. Un repertorio mínimo de concesión a la imagen, lo suficiente expresivo para emparentar a los barrios, no tanto con los estilos cultos o de vanguardia, como con la tradicional arquitectura popular de poblado dirigid destinado a la nueva clase popular de ascendencia industrial, en su mayoría procedente del medio rural, Indirectamente también, un reconocimiento de la dictadura al pueblo campesino que presto su apoyo al levantamiento militar.

Por otra parte y continuando con el argumento iniciado en torno a Benxa, la presencia de empleados en el barrio de Santa Marina no debió ser del todo excepcional. El el poblado de l´Ará, en Riosa, las primeras viviendas de la entrada por el norte, claramente diferenciadas del resto de los pabellones y separadas de ellos, se destinaron en origen a vigilantes de las Minas de Riosa. Se supone que fuera del medio laboral ejercerían también cierto control dentro del espacio residencial. No se descarta que esta fórmula o similares se repitieran en otras barriadas, incluyendo empleados y confidentes a los que se les entregarían viviendas selectivas bien por tamaño, bien por su radicación en los puntos más próximos a la entrada al barrio o a los márgenes de la avenida principal del mismo, caso de Santa Marina.

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NOTAS

(1) Algunos barrios de alta densidad inaugurados en 1950 o años inmediatos.
__Mieres, capital
. San Pedro ¿Entrega de llaves en 1949?)
. Santa Marina. Inaugurado en 1950
. [Tococte]
__Mieres término municipal
. Rioturbio
. Ujo
. [Murias]
__Morcín
. Les Maces/ Las Mazas
__Riosa
. L´Ará/ La Ará
. [Nijeres]
__Pola de Lena
[Iniciativas en parcela interior ensanche]
__Fuera de Mieres, pero en sus inmediaciones:
__Oviedo, corona industrial 
. Anieves
. Tudela Veguín
. Olloniego
[Entre corchetes, los de fecha ligeramente posterior]

(2) Mieres, 1950-1955. Algunos gruposde viviendas de promoción oficial para el aparato del régimen a efectos de compararlos con la figura de barrios como los de Santa Marina y San Pedro
__Grupo Jose Antonio, 1950 (acera de enfrente del ambulatorio).Calles Ramón Pérez de Ayala/Méjico/Pola de Lena.
__Grupo (_____), 1950. Calles Ramón Pérez de Ayala-San Juan Bautista de la Salle-Gijón (al sur y en la misma acera del ambulatorio).
__ Grupo nº 682, Colonia de El Pilar, 1955 (justo detrás del ambulatorio).