Entrada 158. Publicada 10-10-2018
Entres calles plazas y patios: pabellones. Vida cotidiana
Tres de cada cuatro fotos de Santa Marina del archivo de Benxa se ambientan en el patio y como telón de fondo las fachadas traseras de los pabellones. En cambio las tomas en calles y plazas resultan más solemnes, coincidiendo además en ofrecer una imagen más urbana y cuidada del conjunto del poblado. Este patio de la acera de pabellones pares de la calle A, donde residían los Benxa, resulta relativamente representativo, por quedar limitado por el oeste y abierto a la ribera del río Caudal, lo que no impide ilustrar aspectos comunes al resto de patios de manzana del barrio. Talmente parece que este espacio trasero resultaba el más cercano al vecindario, el más popular y entrañable, a juzgar por los elementos y la concentración de actividades que en él aparecen reflejados. Reunía las funciones de patio de servicio (carboneras, tendales, depósito de enseres, incluso carros); patio como huerto o jardín improvisado (cada portal delimitaba su patio correspondiente con un cierre de empalizada, y si bien no se permitían pequeños huertos familiares, sí aparece alguno arbolado); patio como corral (donde se criaban gallinas y cerdos); patio de juegos de los niños, sin las limitaciones que las ordenanzas imponían en la vía pública (el mismo Benxa conservaba una multa a su nombre por dañar un árbol ornamental uno de sus hijos). El suelo era el natural, a diferencia de las calles y plazas. Tierra, hierba y piedras. ¿Intervenía esta condición natural, lo mismo que su situación más recogida y separada del callejero tan estrictamente regular y ordenado, en su atractivo entre el vecindario, especialmente por asemejarse más a los espacios de aldeas y barrios tradicionales? Aunque de fondo, como telón, siempre estuviera presente la trasera de los pabellones de viviendas y su imagen repetitiva e impersonal impropia de los núcleos rurales. Todo parece indicar que en estos patios, y no las calles y plazas, resultaba más fácil adaptarse a la vida y costumbres de un vecindario objeto de un difícil trasplante de modelo de hábitat.
1.8 Colaboraciones en prensa (III).
Columna "Tendal" (cont. 17). Parte segunda.
Entre calles, plazas y patios: pabellones. (Estudio)
Los espacios públicos de tránsito, lascalles, se integraron en esta fase inicial de dotación de infraestructuras. A efectos de composición del conjunto resultan determinantes de esa regularidad ortogonal que caracterizó al barrio de Santa Marina, tanto a efectos de las construcciones cerradas o pabellones como a los espacios abiertos de plazas y patios de manzanas.
Se concibieron tres calles principales de superior longitud que las transversales, en consonancia con la figura alargada que describía el barrio. Tres calles paralelas que se mantienen fieles a la orientación norte-sur dominante en la villa de Mieres y a su vez coherentes con la disposición del área total y los bordes del poblado. Recibieron en un principio como denominación las letras del abecedario, desde las iniciales, adjudicadas a las calles de superior recorrido, hasta la letra correspondiente a la última calle transversal. Por lo antedicho se anticipa ya la misma jerarquía interna característica del callejero de la ciudad burguesa del siglo XIX. Análogamente en Santa Marina se concibió como calle de primer orden y bajo el nombre de “B”, la vía central que atravesaba el barrio de norte a sur. Recibió un tratamiento de avenida, con un ancho superior superior al del resto, una calzada a dos carriles y en el eje una espacio peatonal arbolado. A ambos lados de ella, dos calles dispuestas en el mismo sentido, de inferior rango y estrictamente funcionales. La oeste más próxima la río, de ahí la denominación actual de calle Río Caudal, que sucedió al nombre de calle “A” y donde residió el autor de la columna periodística “Tendal”. Y por el este la primitivamente bautizada como calle “C”, que separaba el barrio del área de naves industriales e instalaciones ferroviarias de La Mallacina.
Cuatro calles más, también de segundo orden, cruzaban transversalmente a las anteriores, manteniendo por nombre las letras siguientes del abecedario (1). Una nomenclatura que suponemos de utilidad operativa en la fase de construcción, habitual habitual en los conjuntos integrados por alojamientos de grandes colectivos, por excelencia los cuarteles militares.
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NOTAS
(1) Tan sólo las dos primeras generaciones de vecinos de Santa Marina recuerdan el nombre original de las calles asociado a las letras del abecedario. Mejor escribir recordaban, pues la primera generación ya ha desaparecido y la segunda se encuentra en curso de hacerlo. A base de preguntar sobre este punto nos percatamos del relevo operado en el vecindario, así como de que el callejero bautizado con letras se utilizó en otros poblados coetáneos, manteniéndose todavía en alguno de ellos. La desaparición de los primeros ocupantes del barrio infunde mayor sentido a su reconstrucción y especialmente a la recuperación de cuantos más datos de naturaleza oral puedan recogerse todavía.
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