Entrada 159. Publicada 10-10-2018
1.8 Colaboraciones en prensa (III).
Columna "Tendal" (cont. 18). Parte segunda.
Entre calles, plazas y patios: pabellones. (Estudio)
Calles, plazas y patios delimitados por manzanas definían los espacios públicos al aire libre, dotados de una amplitud subrayable para tratarse de áreas de alojamiento económico y explicable cuanto menos por dos motivos estrechamente vinculados con las aglomeraciones, dentro de la primera edad contemporánea, de las clases más desfavorecidas. De una parte como medida vinculada al higienismo, noción ésta objeto de especial atención en dicha centuria, en gran medida suplementaria del estado pre-científico de la medicina del momento, y con la que se pretendían solucionar los efectos de las grandes concentraciones de población en enclaves industriales y grandes ciudades. Un concepto hoy superado y que en la España de la mitad del siglo pasado aún mantenía las connotaciones diversas que la distancian del significado actual: higiene moral, higiene como prevención, como curación o medicina, como medio de combatir la propagación de enfermedades -especialmente las infecciosas-, también higiene como limpieza. De otra parte, la profusión de espacios libres y de amplia visibilidad vuelve a remitir a la concepción del plano de la ciudad burguesa decimonónica, concretamente al plan-modelo de crecimiento de París impulsado por Haussmann, donde el trazado de calles regulares tenía en cuenta la estrategia de defensa de revueltas revolucionarias (facilitar la entrada de cuerpos de seguridad, contención de las masas insurrectas, etcétera). No extraña por ello su consideración en las iniciativas de poblados de trabajadores industriales europeos desde el primer maquinismo, a raíz del surgimiento de la conflictividad laboral. El panorama general explica por sí mismo la presencia de este criterio de ordenación de los espacios públicos en Santa Marina, acentuándose más si cabe por las características del régimen combinadas con un vecindario integrado en una clase trabajadora de larga y arraigada vinculación con el movimiento obrero internacional. No en vano el cuartel de la guardia civil data de los años de construcción de estos barrios locales, como una infraestructura de seguridad de primer orden, precisamente localizada frente al poblado de San Pedro y a escasa distancia y acceso directo al de Santa Marina.
No se concibieron espacios verdes como en iniciativas similares de la Europa de entre-guerras o en los modelos de ciudad jardín, impensables tras algunas experiencias iniciales (Colonia GuillénLa Fuerza,en Oviedo). Una pavimentación básica cubrió el suelo prioritario de calles y plazas, procediendo a la plantación puntual de arbolado. Lo más afín a los espacios verdes eran los no pavimentados, donde proliferaban las especies locales de crecimiento natural y espontáneo, convertidos en tierra por el pisoteo constante o, en el caso contrario, en masas de maleza derivadas del crecimiento incontrolado. Si Benxa inauguró su sección “Tendal” precisamente solicitando reparar -justo a la entrada del barrio - un bache cronificado sobre el pavimento y el charco que lo inundaba, no cabe suponer más que como un lujo este complemento de zonas ajardinadas. Según aquél las numerosas quejas sobre el estado del barrio dan a entender un mantenimiento sumamente deficitario en los numerosos capítulos reclamados por una concentración habitacional de tal volumen. El centro de Mieres, en incipiente fase de expansión, absorbía todos los recursos, al decir del periodista y vecino de Santa Marina, deduciéndose el olvido del ayuntamiento o el incumplimiento de sus deberes para un espacio tan de su competencia como el resto del suelo urbano de Mieres.
“Hay un bache en la acera de la calle del Canal, de este barrio, entre la calle principal y la calle A, que es un estanque que no podemos esquivar, porque entre la fachada y la barandilla apenas hay sitio para apartarse. No ha mucho, un concejal metió allí un pie, y ni con esas lo remedia, porque el concejal, con no volver a pasar por la calle lo tiene so´ucionado, pero yo y, como yo, mis vecinos, tenemos que dar el salto todos los días. ¿Cuándo lo arreglarán?” (1)
_______
NOTAS
(1) El texto inaugura la columna “Tendal”. Lo precede tan sólo un párrafo de dos líneas donde se advierte ya el tono directo, pero también atrevido para el momento, que va a predominar en la sección: “SANTA MARINA. TENDAL. En esta sección colgaremos cada semana los trapos sucios que haya. Primer trapo...” (sigue el que se recoge en el texto principal). Continuarán los testimonios de desatención al barrio creciendo en firmeza, así como el apoyo a ciertas prácticas del vecindario que insisten en mantener vivas sus raíces campesinas reprimidas por las autoridades locales, a pesar de amortiguar la escasez de recursos y la crisis de adaptación a un espacio urbano intensivo contrapuesto al rural de origen. No extrañe que por publicar la columna sufriera dos clases de oposición: la de algunos lectores residentes en el centro y la de los linotipistas, no precisamente por desatención en su oficio [véase la primera errata arriba: “so´ucionado” por solucionado] . El bache en cuestión, que a la vez convierte la primera entrega en una descripción de la entrada al barrio, acabará por convertirse en un motivo literario basado en la reiteración constante, unleit motivcon referencias de la cultura surrealista que cobra interés precisamente por contrapuesto con el neorrealismo que destilan las sucesivas columnas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario