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Entrada 68. Publicada el 17-7-2017
4.3 Ignacio Rodríguez Vallina (1827-1882)
(Antepasados técnicos industriales de Benxa)
(Antepasados técnicos industriales de Benxa)
Ignacio Rodríguez Vallina fue el
abuelo materno de Benxa. Un desconocido para la historia industrial
local (Mieres y cuenca inferior del Caudal) y un desconocido
también para la historia familiar, los dos campos de conocimiento
que encuadran esta sección sobre los antepasados técnicos de
Benxa. Constituyó una figura capital dentro del ámbito familiar,
hasta el punto de iniciar claramente una saga (ver ilustración) en
la que algo se cerró tras él al tiempo que se abría un orden
familiar nuevo, supuestamente mejor. El respeto y admiración que
suscitó en las dos generaciones siguientes se refleja en los
numerosos descendientes bautizados con su nombre [Ver Suelto
“IgnacioS”] a partir de sus nietos (Benxa y hermanos); nombre
luego caído en desuso, ignorado lo mismo que el conocimiento de su
titular para las generaciones siguientes, desde la cuarta misma
hasta la séptima u octava rama por la que parece crecer hoy su
tronco genealógico.
Encabezamiento
del árbol genealógico de Ignacio Rodríguez, confeccionado por
Benxa, diciembre 1979.
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Hay indicios de que Ignacio gozó de popularidad local en su época por razones de profesión. Así puede entenderse la atribución errónea de sus dos apellidos a su hijo Ramón [Entrada 14-9-2016], profesionalmente muy superior y posiblemente responsable por ello del olvido temprano de su progenitor fuera del estricto grupo familiar. Pero el interés de Ignacio radica en otro sentido, en su calidad de figura genérica o representativa del técnico nativo que ilustra el preciso emerger y el desenvolvimiento de la revolución industrial, un exponente entre docenas de eso que reiteradamente se denominan pioneros, en este caso de un enclave periférico del maquinismo europeo.
La
complejidad de la Historia, presta a tantos calificativos, se hace
eco aquí de uno de ellos, su selectividad como
defecto a superar. De una parte, consabidamente selectiva para los
hechos y sujetos de alcance menor, y de otra para los mismos cuando
sus recursos de reconstrucción no se prodigan. Ignacio se presenta
como huérfano, no figura en las publicaciones recientes sobre la
historia industrial de Asturias, al contrario que su hijo Ramón.
Como excepción tan sólo nos consta una cita [Luque Cabal /
Gutiérrez Claverol, Entrada 28-6-2017]. Las fuentes específicas
-subrayado- se limitan a un documento de archivo y a las noticias
orales y notas producto de la memoria de Benxa. Pero si la Historia
restringe, auxilia también, aportando recursos generales básicos
que permiten ampliar el conocimiento una vez contrastado con las
noticias específicas sobre el tema o el sujeto en cuestión.
A
Ignacio Rodríguez le separan distancias abismales respecto a otras
figuras de relevancia incuestionable en el nacimiento del maquinismo
en Asturias; resulta obviamente insignificante frente a Schulz,
Elorza o Paillette. Pero sorprendentemente otras circunstancias por
examinar lo singularizan tanto como lo convierten en un
exponente-tipo de un colectivo mudo para la historia industrial en
Asturias. Más allá de su posición de técnico autóctono y figura
adelantada, co-iniciadora de la industrialización
(el fenómeno en estado naciente), su trayectoria laboral permite
calificaciones múltiples más allá de la de pionero(/-s). Puente,
puerta, cerradura, frontera;
términos que informan de una dualidad entre la que se desenvuelve
-él y sus homólogos coetáneos-, decantándose claramente por la
más reciente y nueva, sin por ello poner de manifiesto cierta
inercia de la realidad de origen desde la que precipita el salto.
Se instala en la más moderna de las dos construcciones o sistemas
que se solapan antes de sucederse: el Antiguo Régimen y el
Liberal-burgués. Del primero procede por origen (ruralización,
campesinado), lo recibe dado, cubre su etapa infantil. Y efectuará
el relevo del segundo en la edad adulta, por razón de ocupación y
elegido con entusiasmo (capital, industria, economía de mercado,
hábitat urbano, re-calificación social).
El
fenómeno del aceleramiento
que se predica para el presente ya queda reflejado en Ignacio
Rodríguez. En una sola generación, 55 años de vida, un niño campesino se transforma en uno de los tatarabuelos del ya muy antiguo proceso industrial, y en un documento humano-profesional de la primera rendija con la que se
abrió la puerta del maquinismo en Asturias.
[Ver
Entrada fecha 11-9-2016, primera reseña de Ignacio Rodríguez,
Contexto familiar (I)]
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