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jueves, 7 de junio de 2018

135. Contexto familiar (II). Manuel Álvarez (cont. 43)

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Entrada 135. Publicado 7-6-2018












Valle del río Miñera, límite norte del concejo de Mieres.
Se restringe únicamente a esta unidad geográfica el tratamiento topográfico de los elementos derivados de la
acción humana sobre la superficie en el plano de Manuel Álvarez.  






4.5 Manuel Álvarez Álvarez (cont. 43)
(Antepasados técnicos industriales  de Benxa)

1900-1906. Trabajos de entretenimiento. 
El concejo de Mieres y sus alrededores a vista de pájaro, 1906 

19. Descripción de la actividad humana a través del valle del río Miñera

El relieve constituye la principal información que aporta la topografía, argumento extensible al plano de M. Álvarez. La descripción topográfíca dibujada por encima de la verbalizada, de la que tanto se abusa en este texto. Y seguido del relieve, la ilustración de la acción humana sobre el medio natural, determinada por él y producto de los diferentes sistemas de adaptación al mismo a lo largo del tiempo. Del trabajo de Álvarez se descarta el tratamiento pormenorizado y extenso aplicado a las entradas precedentes, centradas en la disciplina topográfica y la representación del relieve de la superficie terrestre. Para los efectos visibles de la antropización recogidos en el mapa de Mieres y sus alrededores se procederá a la selección de un solo valle de toda la cuenca del Caudal, y dentro de él al tratamiento que el topógrafo concedió a los elementos producto de la acción humana en un momento en el que conviven dos modelos estructurales, la sociedad agraria tradicional y la industrial, ambas sobrepuestas al tapiz de fondo del medio físico y al relieve por excelencia. Sigue una síntesis de los efectos sobre el terreno producto de ambos sistemas económicos que conviven, síntesis resuelta esquemáticamente y localizada sobre un área del plano aparentemente de escaso interés. Sin embargo se ha priorizado el valle del río Miñera en función de criterios oportunos, referentes a la alta calidad que alcanza el dibujo topográfico en este enclave, a la significación biográfica de este área en la vida profesional del topógrafo y no menos en el sentido de reunir la descripción de esos dos paisajes que se solapan en antigüedad sobre la superficie norte del concejo de Mieres en un momento concreto no exento de interés. Momento determinable aproximativa mente pero no precisable por desconocerse el comienzo de la conformación del plano. Estimamos que se desenvolvió -no que haya ocupado totalmente- unas dos décadas, entre 1885, aproximadamente (coincidiría con el comienzo del autor en la empresa El Porvenir) y 1906. Un periodo, insistimos, relevante por el grado de evolución del proceso industrial que, una vez superada la etapa de los pioneros, aborda su expansión a través de grandes sociedades empresariales, responsables de las transformaciones profundas consiguientes a su intervención sobre la superficie del valle del Caudal. 
De ello deja constancia la vista de pájaro de Álvarez, sobremanera dada su condición de técnico industrial incondicional del nuevo sistema productivo entendido como medio de progreso económico y social frente al sistema tradicional asociado al Antiguo Régimen.
Del examen en detalle del reducido espacio seleccionado del plano, tomado como referencia y siempre con el auxilio de lupa y linterna debido al dibujo miniaturizado, pueden deducirse aspectos posiblemente más valiosos que los expuestos hasta aquí, algunos recogidos líneas abajo. La atención al resto de los valles que integran el plano queda a disposición de quienes se muestren interesados. 

Valle del río Miñera 
Extremo septentrional del municipio de Mieres, lindante con el de Oviedo y Langreo por el norte y este, respectivamente, y con el valle del río San Juan (sur) y valle principal del Caudal (oeste), próximo al punto donde éste deja atrás el mayor ensanchamiento de La Vega de Mieres, recogida en el plano ya dividida entre el uso industrial y agrario de tradición secular.
. Valle estrecho, descendente desde Santirso (límite con Langreo) hasta el núcleo de La Peña, ya asentado en el valle del Caudal. Discurre prácticamente encajado entre dos laderas. Por el norte la determinada por la campera de los Navalinos y la campa del Trave (los topónimos ya apuntan a la dedicación del suelo), inmediata al vértice geodésico del pico Agudo (en el habla local Gúa, el autor maneja castellaniza la toponimia), de 658m de altitud. Y por el sur con la falda de la sierra de la Matinada (Matiná), coronada por el Cornín (672m, punto geodésico). La orientación del valle suscribe sin exactitud la indicada como dominante en el plano, este-oeste, si bien en este caso modifica levemente su eje en sentido noreste.

. Vertiente meridional. 
Ladera representada en sombra, siguiendo la iluminación preceptiva. Este aspecto interviene decisivamente en el dibujo general y de detalle del área afectada.
A media ladera el plano refleja los elementos esenciales vinculados al hábitat rural (no los usos del suelo, descartados en topografía). Sobre el relieve de ladera un camino y sus ramificaciones articula como vía tradicional de comunicación los núcleos de asentamiento, alrededor de una decena en disposición manifiestamente dispersa, cuanto menos a tres efectos: unos respecto a otros, aislado el caserío dentro de cada uno y por la presencia de edificaciones puntuales independientes de las agrupadas, situadas a notable distancia, acaso caserías y/o cuadras de monte. Las construcciones figuran como unidades bien diferenciadas y lo mismo que las dimensiones lo más probable es que hayan sido reflejadas individualmente y con precisión. Se reflejan con forma de cuadriláteros irregulares, a veces puntos tendentes a manchas, siempre a tinta en negro. Con lupa pueden leerse los nombres de las aldeas, rotulados con pluma de finísimo trazo y fuente de tamaño minúsculo, en virtud de la jerarquización interna que se detecta en todo el plano en función de la entidad del elemento representado y siempre suscrita a normas cartográficas preestablecidas. Una solución técnica precisa hace posible la lectura de estos topónimos, pese a la penumbra de la ladera y el detalle múltiple de la trama del relieve. Consiste en respetar en blanco (fondo de la tela) la caja o espacio destinada al rótulo, procediendo a posteriori a insertarlo. 
La calidad del dibujo en esta ladera se hace extensible a todo el valle del Miñera, al área norte del concejo de Mieres y en general a la parte superior del mapa por donde, como ya se indicó, parece que dio comienzo la formación del plano definitivo. Sólo con lente de ampliación puede detectarse la presencia del camino arriba indicado -imposible de lo contrario por su minúscula gráfica- atravesando la densa trama oscura de la ladera, trazada con el mismo acabado nítido, limpio, estilizado, regular, preciso, de una perfección superior a la de otras áreas ilustradas [Entradas 126-132, 15 a 27-5-2018]. E igualmente sólo con aumentos se ha podido detectar la técnica indicada para rotular los topónimos, así como el orden en que parece haberse llevado a cabo el dibujo de los distintos componentes de este área seleccionada – y por deducción, posiblemente en el resto de la obra-, subrayando siempre la superior dificultad que entraña el trabajo gráfico en las vertientes a sombra respecto a las luminosas. 
Al pie de esta misma ladera, próxima al río, se describe una de las dos modernas vías de comunicación entre los valles del Caudal y el del Nalón. La carretera que une La Peña de Mieres con Sama por Santirso (aldea inmediata a collado). Aporta un elemento de datación a cumplimentar y subraya -al figurar ya en servicio otra carretera Mieres-Langreo- la necesidad estratégica de comunicar ambos cuencas industriales entre sí, y a su vez la conexión con la red viaria (carretera Adanero-Gijón o de Jovellanos y ferrocarril del Norte) central de Asturias que discurre por el valle del Caudal y Álvarez describe con todo detalle.
En los dos tercios más elevados del valle del río Miñera y en esta ladera orientada al sur, resulta dominante el hábitat rural. Al contrario que en el segmento inferior, donde el valle cede en su angostura a un moderado ensanchamiento en el que toma asiento el conjunto de las instalaciones de superficie de las empresas mercuríferas. Más alta y rotulada recurriendo al topónimo para identificarla, El Terronal (Sociedad El Porvenir), y en un plano inferior, indicada con el título de la sociedad minera, La Unión, ya sobre el suelo llano de La Peña. Como el resto de las industrias del Caudal, toman éstas asiento en las zonas bajas de la vega, donde la ausencia de pendiente favorece la disposición de para las instalaciones de producción de superficie, se benefician de los cursos de agua de los ríos y ya figuran dotadas de viales propios (ferrocarriles de empresa), además de vecinas de las  modernas carreteras públicas (en este caso la de Langreo y en las inmediaciones la de Castilla a la altura de La Peña). Descritas con todo detalle por harto conocidas por M. Álvarez, figuran las plantas metalúrgicas de ambas empresas, individualizando construcciones, incluso hornos y chimeneas, ferrocarril propio, pasos elevados y, representadas en relieve como excepción, las escombreras. Sobre la fábrica de El Terronal, en ladera, también sitúa y rotula Flecha, la superficie de la mina de igual nombre tantas veces citada en entradas anteriores [Entradas 68-103, 17-7-2017 a 29-1-2018].















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