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domingo, 20 de mayo de 2018

127. Muestra 4. Contexto familiar (II). Manuel Álvarez (cont. 35)

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Entrada 127. Publicado  20-5-2018












Dibujo topográfico de relieve montaña-valle. Se visualizan los grafismos básicos y su organización interna en función de la descripción del relieve y su morfología de detalle. Compruébese el resultado con los medios esquemáticos de información actuales, mediante curvas de nivel, en los que estamos educados. Fragmento del plano de Álvarez Álvarez, vertiente sur de la sierra de Gallegos (Mieres)






4.5 Manuel Álvarez Álvarez (cont. 34)
(Antepasados técnicos industriales  de Benxa)

1900-1906. Trabajos de entretenimiento. 
El concejo de Mieres y sus alrededores a vista de pájaro, 1906 

11. La descripción del relieve en el plano topográfico de Mieres. Aspectos compartidos con la geografía. 

Mieres a vista de pájaro pone de manifiesto constantes encuentros de la topografía con determinadas ramas de la geografía, especialmente con la física y la humana. Precisable es que la convergencia parcial crece para la geografía que no descartaba proyectarse hacia el pasado -la actual disciplina se ciñe a la actualidad- y la topografía del siglo XIX avanzado. Se reiteran en ambas actividades científicas los términos de estudiodescripción (de la superficie terrestre y los efectos de la actividad humana sobre ella). En topografía ya se identificó el procedimiento inicial de levantamiento sobre el terreno con estudio. Pero se trata de un estudio sobre principios y formas geométricas, cálculos reflejados ya en forma de dibujos a la manera de proyecto o croquis. La geografía, en cambio, estudia analizando y explicando causas y efectos mediante lenguaje verbal. Todo el saber al que llega un geógrafo recurriendo a sus métodos no constituyen el objetivo ni tienen forman parte del conocimiento propio del topógrafo -M. Álvarez en este caso. También la descripción resultacompartida por ambos, pero recurriendo a lenguajes diferentes. El verbal de nuevo, añadiendo que implicando otras categorías consustanciales al saber del geógrafo. En cambio en topografía la descripción gráfica de un área de la superficie terrestre supone la conclusión del trabajo científico y lo más destacable, se expresa mediante la imagen dibujada, el plano-mapa definitivo, la obra final. No resulta una afirmación aislado la expresión de que el plano topográfico constituye el mejor medio para describir el relieve terrestre, máxime cuando éste define precisamente el aspecto capital de la topografía. Con todo, queda constancia de una jerarquía interna entre ambos campos del conocimiento. En tanto que el plano topográfico deviene en un instrumento gráfico de incuestionable utilidad para el estudio de la geografía física y específicamente la orografía, la geografía se muestra como una disciplina superior en virtud de la extensión de sus conocimientos, su división en materias o campos específicos y la interacción a la que quedan sometidos.
Volviendo sobre la carta topográfica de Mieres procede puntualizar que por su fecha de ejecución y por los contenidos de posible interés para la geografía orientada hacia el pasado, el mapa en cuestión pueda funcionar como una fuente, y de forma similar para determinados aspectos de la historia convergentes con determinadas ramas de la geografía de penúltima generación. La supuesta información que pudiera aportar el trabajo cartográfica llevado a cabo por el padre de Benxa desde años atrás de su nacimiento y concluido -dato ya citado- el mes de su concepción la entrevemos reunida en tres puntos 1. Como documento de la evolución de ciencia cartográfica, estudiada en sí misma y en su evolución en el tiempo, no sólo como medio instrumental de apoyo al geógrafo, sino definiendo una materia de su natural competencia. 2. Informa visualmente mediante una descripción dibujada de la superficie del medio físico, especialmente complejo en el área donde se centró el trabajo. Y dentro de él profundiza pormenorizada y minuciosamente en el capítulo de la representación del relieve terrestre, siempre desde las pautas técnicas propias de las postrimerías del siglo XX. Se enfrenta a la orografía atormentada de la cuenca del Caudal, resumible en la doble figura de valle-montaña repitiéndose sin cesar. Reproduce, previa a su determinación directa sobre el terreno, por entonces con recursos ciertamente limitados, los distintos niveles de las masas emergentes respecto a los valles angostos donde un clima abundante en lluvias dividía la escorrentía de las aguas desde lo alto de las sierras, a través de las vertientes (estudio de laderas), hasta los valles angostos de encaje del curso de los ríos. Procede a demarcar el relieve u orografía de montaña, la hidrografía fluvial consiguiente así como a la descripción de la configuración morfológica de laderas fundamentada en los procedimientos topológicos de entonces (determinación de las formas del relieve por efecto de los agentes de erosión dinámica), previos al más preciso sistema de acotación de alturas y precisión de desniveles mediante curvas de nivel. 3. Desde otro ámbito, documenta, siempre desde la mirada aérea de un pájaro y traduciendo a una escala propiamente topográfica, los efectos de la acción humana a su vez condicionados por el relieve (superficie) y no, por imposición disciplinar, determinados por las condiciones del subsuelo -se trataría entonces de un mapa geológico, no ajeno tampoco a la práctica profesional de Álvarez. Sin embargo, no todos los campos integrantes de la geografía humana aparecen ilustrados. La rural, por ejemplo, se reduce a situar los asentamientos por núcleos (el caserío por unidades) dispersos por el ámbito rural. Ni cultivos ni masas forestales, usos del suelo agrario en general aparecen reflejados. Pero tales realidades no constituían -y actualmente tampoco- una parte del programa de trabajo topográfico, sino el propio de un mapa o plano de los denominados temáticos (carreteras, excursionismo, montañismo, áreas climáticas). Precisamente el resultado final de proyecto topográfíco se lo considera un plano, carta o mapa básicos, donde los datos gráficos representados y por excelencia el relieve, se prestan a aplicaciones prácticas de proyección de infraestructuras o, simplemente, al diseño de mapas monográficos. 
También cabe interpretar más que datos de geografía humana (distintas partes de ella), la representación de distintas actividades económicas del Mieres de entonces. Un espacio temporal ciertamente transformador de la superficie terrestre, recogido en el momento adecuado, el par de décadas que se asocian con la segunda revolución industrial. Explotaciones mineras y establecimientos fabriles quedan dibujados con el interés propio de un técnico implicado en el desarrollo industrial. La red de comunicaciones y transportes, desde los caminos que conectaban los núcleos del hábitat rural, todavía notablemente arraigado; las carreteras impulsadas, bien como consecuencia del reformismo de raíz ilustrada (la de Adanero-Gijón a su paso por Mieres), bien en función de las necesidades industriales de entrada y salida de mercancías (ferrocarriles de compañías concesionarias), incluidos los mismos ferrocarriles mineros de empresa, a su vez subsidiarios de los equipos también sobre raíles de los planos inclinados de la minería de montaña prevaleciente entonces. Actividad económica también la siguiente, especialmente vinculada a la práctica profesional de Álvarez en otro sector ajeno a la minería. La captura en planimetría del proceso de configuración urbana de la villa de Mieres, también objeto de atención de la geografía humana, un nuevo sector que conjugaba la industria de la construcción con el nacimiento de la ciudad, uno de los procesos fundamentales que concurrieron en la transformación de la sociedad rural del antiguo régimen en la liberal, industrial y urbana del siglo XIX.
Concluimos como al comienzo. Apuntando un último contacto entre la geografía lingüística, atenta a los fenómenos de la lengua en el espacio, y el estudio cartográfico de Mieres. Se concreta en la toponimia dispersa por el plano haciéndose un espacio legible entre tanto grafismo topográfico. Un índice resultaría de los topónimos referidos a lugares de asentamiento, los nombres genéricos de formas del relieve y los propios que les siguen, entre otros, que acaso resultara de interés comparativamente. Ello siempre conociendo de antemano que en sus trabajos profesionales y en estos entretenimentos M. Álvarez se expresaba como castellano parlante, posiblemente como resultado de identificar el castellano con un cierto nivel cultural y estatus.
















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