Dibujos>Etapa juventud-madurez
Entrada 199. Publicada 20-1-2019
Florentino Soria, compañero de Benxa en el batallón disciplinario de Anieves en 1937, según figura en texto junto con el seudónimo de Benxa que por vez primera aparece en sus trabajos conservados. |
Dibujos de Benxa. Etapa juventud-madurez
Años treinta. Trabajos de caricaturista. El más antiguo,1937 y varios otros reunidos en una composición que preludia la de las láminas de los futuros laminariums (años cincuenta-sesenta).
Los trabajos de dibujo elaborados en los años treinta y publicados hasta ahora pueden considerarse, por así decirlo, realizaciones serias por vincularse a campos del conocimiento especializado dentro de las Humanidades. Viene a colación esta distinción por la otra vertiente, la humorística, que tanto en las letras como en el dibujo dominó su producción hasta dar comienzo la última etapa de los laminariums. Como estos al libro de La mina abandonada, sin ir más lejos, el mismo Benxa lo calificó de serio en la introducción y en sus colaboraciones periodísticas no dejó de explorar todos los rincones del humor como forma de expresión imperante.
Las manifestaciones creativas de carácter humorístico no pueden surgir más que de un autor con una personalidad animosa, alegre y divertida. Ese fue el perfil de Benjamín por los años veinte y treinta, tras su llegada a Olloniego, donde permanecería como vecino estable durante casi treinta años. En Olloniego empezó a sentirse feliz, repetía utilizando otras palabras. Socializó y se integró plenamente con el vecindario y mencionaba frecuentemente inocentes travesuras de juventud con sus amigos. No extrañe por esto que dentro del ámbito del dibujo su curiosidad y familiaridad con el lápiz le introdujeran en uno de los géneros del humor gráfico, por entonces muy difundido a través de las revistas ilustradas: la caricatura.
Esta clase especial de retrato que supone la caricatura convenía a Benjamín en cuanto que se reconocía muy limitado como dibujante del natural, tanto para la figura como para el retrato. En caricatura, siempre que se mantuviera el parecido con el modelo, el dibujo resultaba asequible por la técnica aplicada a línea y el efecto de máxima simplificación preceptivo para la imagen. Quedaba entonces como prueba de buen caricaturista saber detectar y representar los rasgos más acusados y proceder a exagerarlos. En esto último radicaba la razón de la asociación de este género con el humor gráfico, incluso con la sátira, predilecta en las lecturas de Benjamín.
La primera caricatura conservada data de 1937. La efectúa en el batallón disciplinario de Anieves a un compañero que como él fue destinados a cavar zanjas. Es un ejemplar de cuerpo entero, que incluye además los atributos que informan del personaje y el momento (la pala y un libro de literatura). Se representa de perfil, la vista más recurrente en otras piezas similares realizadas años después. Las gafas, la nariz aguileña y la cara alargada se presentan como los rasgos más definitorios del caricaturizado en el instante en que camina hacia el lugar de la faena. Solo dos colores complementan el dibujo a linea negra, los labios rojos y el traje de faena azul. Una curiosidad última, o un dato de interés: por primera vez leemos el seudónimo Benxa en este dibujo. Uno o dos años atrás todavía era Botichelo o simplemente Benjamín.
Benxa no abandonó ni el humor gráfico ni el interés por la caricatura. Además de varios retratos humorísticos individuales, hacia finales de los años cincuenta o por los sesenta procederá a hacer una composición conjunta de todas las caras cómicas realizadas sobre el soporte de una hoja formato A-3. Amigos, familiares, compañeros de la mina aparecen agrupados sin orden, invadiendo todo el espacio libre de la lámina. Al pie y muy apretado, se incorpora el textos que identifica a cada cual con números. ¿Estamos ante una composición similar a la de las láminas de los laminariums de antigüedades? Los motivos discrepan, pero ese reunir dibujos individuales en elevado número para la superficie disponible, con precario orden, sin estudio de composición, unido a la presencia de texto inducen a pensar que este modo de presentar imágenes dibujadas ya estaba afianzado en Benxa antes de las láminas de sus futuros trabajos de campo. Queda ahora plantearse el por qué de este modo compositivo y expositivo.
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