Dibujos>Etapa juventud-madurez
Entrada 201. Publicada 23-1-2019
Dibujos de Benxa. Etapa juventud-madurez
Años cuarenta-sesenta. Mi Olloniego [2].
Trabajo gráfico creativo, emancipado claramente del dibujo técnico, incluso del arqueológico-monumental. Obra final por su esmerad factura, intención artística y realización con exclusivo destino privado y fuerte componente emocional.
Dentro del dibujo el género al que más se aproxima apunta hacia la viñeta, en su acepción de creación aislada y no como unidad de una secuencia narrativa gráfica o historieta. Como la viñeta aúna una escena dibujada y un texto que se complementan. Es cierto que Benxa realizó algunas viñetas, las conservadas resueltas en la clave de humor que suele acompañar a esta manifestación. Sin embargo este trabajo discrepa con aquel medio en varios aspectos, lo que permite ampliar su clasificación a otra categoría más, la de obra artística menor; menor-se matiza- empleando la acepción de la tradicional jerarquía interna de las artes vigentes hasta bien entrado el siglo XIX, desmontada y obsoleta después a raíz de la irrupción de las vanguardias. Ni el tono grave ni la emoción concentrada ni la doble composición poética plasmada en verso e imagen coinciden pues, literalmente, con los principios de la viñeta.
Cabe igualmente entenderla como una ilustración, en este caso del texto poético que se incluye como parte del todo. No resultaría desacertado dado el interés de Benxa por la ilustración como género que conoce un momento de esplendor en el siglo XIX y del que sin duda tendría conocimiento por la lectura y las publicaciones periódica que se recibían en su casa. Además sus dibujos anteriores a los laminariums, vinculados a repertorios pendientes de enunciar y no extraños a las artes gráficas, observan un estilo simplificado y sencillo, propio de las imágenes de acompañamiento de textos. De considerarlo una ilustración, el poema adjunto precedería en su composición al de la escena, lo que parece probable. No se agota aquí la calificación de género posible para su adscripción, lo que conlleva un doble sentido. De descrédito por su indefinición, producto de esa creatividad espontánea, rápida y polifacética a la que tantas veces aludimos. Valiosa en cuanto que convierte el trabajo en una obra abierta a la interpretación de quién la observe con detenimiento.
Todavía cabe otra posición dentro de los repertorios del dibujo, más cualificada pero más difícil de probar, y que conlleva un examen más dilatado. Se trata de entenderla como una obra en sí, equivalente a una creación perteneciente a las artes mayores, (arquitectura, pintura y escultura), lo que ya sienta de partida un precedente contrario a su consideración como tal dada su condición de dibujo. En este sentido puede empezar valorándose su formato inusual, de reducidas dimensiones, sobremanera estrecho y alargado -como el tamaño de una doble postal de correos-, y la disposición apaisada determinante, exigente y solícita de una noción clara en la disposición de los elementos integrantes, incluido el registro del texto del poema. Éste se inserta figuradamente sobre un papel envejecido y enroscado en uno de sus ángulos por efecto del uso -el efecto que los ingleses denominan “orejas de perro”. No solo figura un papel, sino dos, papel sobre otro papel mayor, esta vez el que encuadra toda la escena, repitiendo el recurso anterior en el ángulo inferior izquierdo. La escasa altura del soporte impone una composición horizontal donde sin dificultad Benxa integra lo que podrían ser tres fajas representativas: primer plano, el suelo llano de la llera; línea de edificaciones y, sobre ella un efectista y expansivo celaje nocturno favorecido por un punto de vista y línea de horizonte bajos . A cada uno de los tres registros alargados superpuestos se le adjudica una representación y un significado bien diferenciados.
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