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Aproximación a la obra de "Benxa" (1907-1989) por Baltasar y Covadonga Álvarez Quintana se distribuye bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-SinDerivar 4.0 Internacional. Este blog está bajo una licencia de Creative Commons: Reconocimiento No Comercial - Sin Obra Derivada./ Se permite copiar, distribuir y citar públicamente esta obra, con la doble condición de que se reconozca y mencione a los autores y no se utilice con fines comerciales. Tampoco, y en modo alguno, se puede alterar, transformar o generar una obra derivada a partir de ésta. Es voluntad expresa de los autores.

lunes, 21 de enero de 2019

200.Dibujos etapa juventud-madurez. Las raíces de los laminariums

Dibujos>Etapa juventud-madurez
Entrada 200. Publicada 21-1-2019







Uno de los proyectos realizados por Benxa para el libro  La  Mina
abandonada
, 1947. La exploración del fondo negro aparecerá en otros dibujos
de estos años. Aquí la oscuridad de la mina, otrora la recreación
de un nocturno de ascendencia romántica. Los esqueletos, en
silueta negativa, se inspiran en los hallazgos de restos humanos en las
minas de cobre protohistóricas de El Aramo, uno de cuyos cráneos
descubrió en una visita al yacimiento.







Dibujos de Benxa. Etapa juventud-madurez

Años cuarenta-sesenta. Dibujos sueltos y preludio de dos trabajos de especial significación emotiva y formal para el autor. Mi Olloniego [1].
Da comienzo la década siguiente. Biográficamente se abre con el matrimonio en 1940 con Emilia Quintana, hija de un también capataz de minas titulado por la Escuela de Almadén. La constitución de la familia propia y los cuatro hijos que nacen en este decenio no lo distraen de las inquietudes que fueron tomando cuerpo en la década anterior; al contrario, las amplifican. De sus hijos de corta edad importará nuevos materiales o se reafirmará en intuiciones artísticas previas. Incluso los convierte en personajes de realizaciones de manifestaciones varias, calificables como creaciones familiares [Entradas 24, 30, 35, octubre-diciembre 2016]. Por su parte su curriculum vocacional continúa, aunque claramente decantado ahora por las letras, por más que el lápiz prosiga moviéndose por el impulso de sus dedos. Son los años en que escribe, dentro del ámbito familiar, los Teatrinos de Lugo, reportaje neorrealista sobre una familia desplazada a una tierra extraña. También en lo literario es admitido como colaborador en el diario Región, con el incentivo que ello supone para iniciarse como articulista, aún a pesar de que la diversidad de las colaboraciones, -cuando corresponsalías de Olloniego, cuando textos literarios cuidados, cuando cultura tradicional asturiana [Entradas Entradas 40-44, 23 enero a 10 febrero 2017]- dejen sentado que su madurez como habitual en la prensa no se producirá hasta que en 1956 comience a publicarse Comarca de Mieres. 

Fechados en los cuarenta se conserva una ilustración de un guirrio en un artículo sobre este personaje de la mitología asturiana y larga tradición popular que sale a la calle en fechas exclusivas. Se detecta en su figura reproducida en pie, con la indumentaria y atributos que le son característicos, esa dificultad de Benxa para resolver la imagen humana. Igualmente alejada del dibujo de monumentos y sus principios técnicos se conservan del año 1947 varios proyectos para la portada del libro La mina abandonada, [Entradas 50-59, 19 marzo a 6 junio 2017] creación literaria que ocupará parte de los escritos de estos años. 

Por fin, a poco de iniciarse el decenio siguiente de los años cincuenta se reactiva la labor de dibujo y entre piezas menores -continuidad con la copia de escudos, nunca interrumpida- abordará dos obras dígase finales por su esmerada ejecución, ambas originales que no se publicaron o lo hizo una de ellas en una versión purista en la línea del dibujo arqueológico. Se trata de la reproducción de la portada románica de la iglesia de San Juan de Mieres y la, esta vez recreación lírica e imaginativa, de un Olloniego profundamente emotivo del que queda separado al trasladarse a Mieres. Fechados en 1952 resultan ambos documentos gráficos que dejan constancia de la atracción del autor por los restos monumentales, sin que por ello -y he aquí su peculiaridad- se conciban como obras autónomas dotadas de una fuerte carga emocional. Quizás por ello figuren como un par piezas tan controvertidas como peculiares, si bien recogen fielmente parte del ideario y gusto estético del autor y donde los educados en arte e imagen mostrarán una opinión discrepante contraria al atractivo que despiertan en el espectador común. El mismo Benxa coincide en esta dirección última al inserta en ellas componentes propias de manifestaciones del arte popular, que se suman, a su vez, a otros conceptos estéticos por mencionar. Se aprecia este resultado de forma especial en el Olloniego mío, un trabajo mixto, de integración de artes, poético doblemente y donde la poesía gráfica se acompaña del verso clásico en una composición bien resuelta de dos lenguajes expresivos que se amplifican entre sí al trasladar una emoción común 




Mi Olloniego, 1952. La poesía, en el rectángulo superior derecho, dispone
cada verso en sentido horizontal y separado por guiones.


Mi Olloniego titula tanto la composición clásica en estrofas quintetas como la obra en su conjunto. Presentado el poema en primer lugar y dispuesto en columna (abajo) resulta más expresivo que inserto en un retal estrecho de texto manuscrito y fuente menuda que lo relega a un muy segundo plano ante el reclamo visual inmediato que suscita la escena. Una vez más texto e imagen, superficie reducida del soporte de expresión, densidad de motivos; anticipación de los trabajos del Benxa de la edad tardía. 

MI OLLONIEGO
Es el viejo Olloniego, 
el Olloniego mío,
el del puente vetusto a la orilla del río 
no osando trasponer la barrosa corriente
el del viejo palacio a la orilla del puente
con huellas de grandeza,
pero hoy sin señorío.

Dibujo de este puente de bóvedas romanas,
sobre las charcas verdes cantan dúos las ranas
y en la sebe cercana y en la llera florida
cual retazos de nieve, se ve ropa tendida
por alguna de nuestras lavanderas ancianas.

Cipreses y una cruz de hierros oxidados
dan gala al cementerio de mis antepasados 
y detrás de sus muros el agua de una fuente
murmura noche y día,
murmura gravemente
cantando sus secretos a los allí enterrados.

Y fuente, cementerio, palacio, puente y rio
pedrella verde y ocre bajo el cielo sombrío
tan grata a mi mirada, tan grabada en mi mente
reliquias del pasado que admiro en el presente
el genuino Olloniego, el Olloniego mío.


__________________

Comentarios a la poesía
. Benxa estudió las formas mayores de la poesía. La sujeción a la rima regirá prácticamente todas sus composiciones poéticas, tanto las escritas en asturiano como en castellano. [Entrada 27, 6-11-2016]. 
. Recurre al castellano en esta ocasión, sin privarse de introducir voces populares como pedrella por pradera o llera, ésta referida al suelo de aluvión anegable o aledaño al cauce del río.
. Efectivamente, parte de las raíces de Benxa se enterraban en Olloniego, lugar natal de su abuelo materno, Ignacio Rodríguez [Entradas 14, 11-9-2016; 68-72, 17 ja 23-7-2017] , del que en un principio dudamos sobre la entidad donde había nacido.
. Como el dibujo de monumentos -en este caso sólo parcial y muy matizable-, aborda Benxa una composición de inspiración en los restos del pasado, recurso poético frecuentado especialmente desde el romanticismo, ese ámbito cultural que envuelve una parte de su obra.
. Manifiesta seriedad y gravedad sentimental, contrapunto del sentido humorístico crítico que es capaz de compatibilizar.
. ¿Qué surgió primero, el poema o la escena dibujada?



[Continúa]













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